Translate our blog.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Día 86: Balangan Beach

Buenos días.
Despertamos en un hotel muy mono con piscina en un pueblecito que no estamos seguros de como se llama. Lo que sabemos es que estamos al sur de Bali, en el centro de una península pequeñita llamada Bukit.
Aún no estamos seguros de si este será el último de los casi 40 hoteles en los que hemos dormido durante los últimos meses, pero anoche, hablando con unos argentinos que se alojan aquí, nos aconsejaron quedarnos aquí hasta el final e ir visitando las distintas playas en vez de coger un hotel en una de ellas, así que puede que sigamos su consejo.
Mientras desayunamos, nos acordamos de que tenemos la henna que compramos en Kuala y nos ponemos a tatuarnos unos a otros. Varias horas, y 18 tatuajes después, decidimos que es momento de ponernos en marcha y, al menos, ir a comer.
De camino a la playa Balagan encontramos un restaurante con buenos precios y buena pinta, y decidimos bajarnos de nuestras motos. Resulta, que además de ser restaurante es un "children centre", y unos niños muy educados vienen a saludarnos estrechándonos la mano y llevándosela a su carita. La comida, aunque se hace esperar, está muy rica; y una vez llenos los estómagos nos vamos a la playa.
El camino en moto es precioso, rodeados de vegetación. Y en unos 10 minutos llegamos a un descampado donde aparcamos y bajamos por una colina hasta la playa.
La marea está baja, y la playa es muy amplia. Las olas son enormes, y se ven un montón de surferos disfrutando de ellas. Damos un paseo y descubrimos una especie de piscina natural, formada al haber bajado la marea así que dejamos nuestras cosas en la orillita, y procedemos a bañarnos. 

Aunque el agua está muy tranquila al ser estancada, hay corrientes muy frías y otras mucho más calientes. Cuando llevamos un ratillo bañándonos, avistamos una cabellera larga y rubia al horizonte y empezamos a gritar: ¡Boris! ¡¡Boris!! Sabíamos que nuestro amigo Neoyorquino estaba por aquí, pero no pensábamos que fuera tan fácil encontrarlos por sorpresa. Rápidamente, Boris se zambuye en el agua y nada hacia nosotros. Pasamos un ratito compartiendo nuestras últimas aventuras mientras vemos atardecer y salimos a la orilla con la intención de volver al hostel. Por el camino, ¡encontramos una slackline! Jack no se lo piensa y sube, y los demás le seguimos, por turnos, intentando aprender. A Boris le encanta, es la primera vez que lo hace y empieza a pensar en comprarse una. Un ratito después, Jorge, Javi y yo decidimos irnos a descansar, mientras Jack, Boris y las chicas siguen practicando un poco más.
Javi coge la moto de Jack, que no tiene luces y así al menos vamos Jorge y yo iluminando su camino. El camino transcurre perfectamente, despacito y con buena letra, hasta que de repente vemos una moto con luces justo detrás de nosotros: ¡han adelantado a Javi! Deceleramos para que nos adelante a nosotros también y nos damos cuenta de que ¡es él!¡ De repente le funcionan las luces! El camino se hace mucho más fácil desde ese momento.
Un rato después, llegamos al hotel y nos vamos a cenar a unos puestitos de cerca: una sopa, unos noodles y un martabak. Todo muy barato y delicioso.
Descansamos un poquito en las tumbonas frente a la piscina y a dormir.
¡Buenas noches!

Paula.🌵

Pd. Este es el último blog que escribo: ¡qué pena! Todo el viaje ha sido una experiencia inolvidable, y a través de esto hemos podido hacer partícipe de cada momento a todos los que nos habéis leído. Hablando con algunas personas de mi familia, me he dado cuenta de que nunca antes habían estado "tan cerca" de mis amigos: muchos de ellos me preguntan cosas en concreto, como si hubieran estado presentes en cada momento, y es que, en cierto modo, así ha sido. Y aunque nunca se hayan llegado a conocer, a través de cada texto han ido descubriendo la personalidad de cada uno de nosotros, se han reído, se han emocionado, y han vivido cada una de nuestras aventuras. Y no creo que eso sólo haya pasado en mi familia. Así que muchas gracias a todos por leernos, por cada uno de vuestros comentarios y por hacer que la idea de hacer un blog haya salido a delante.
También tengo que agradecer a las cuatro personitas que me acompañan. Por hacer cada momento tan increíble, por hacerme reír a carcajadas, por ser como son y haberme hecho ser yo misma. Aunque los sitios visitados hayan sido increíbles, las ciudades impresionantes y la naturaleza maravillosa, nada de esto habría sido lo mismo sin vosotros.  Os quiero muchísimo. 

4 comentarios:

  1. Jo!Paula...que me emociono!!
    Interesante, ameno, divertido ...me gusta mucho leeros, pero no os escaqueéis, que todavía os queda algún día que contarnos.
    Es cierto que leyendo el blog casi a diario, he llegado a conoceros mucho más. Gracias a los cuatro por ser tan buenos amigos de Paula.����������

    ResponderEliminar
  2. Ayyy que bonito. Es que tienes una hija maravillosa, ya lo sabía antes de venir, pero ahora más aún. Siempre seremos buenas amigas. :)

    ResponderEliminar
  3. Hola chicos!!!yo nunca he escrito x aki xo le comentaba a Jorge que encantais y que rstoy enganxadisima a vuestras aventuras hadta tal puntol q los días q no escribíais os exaba de menos,no tengo la suerte de conoceros a ninguno pero en 90 días me he hecho a la idea de como sois un poquito y me encantaria conoceros porque si aguantais a Jorge teneís ganado el cielo jajajaj yorx piojoso mio sabes qye te quiero.Disfrutar al máximo de estos días q os quedan y espero poder conoceros algún día un besote xikos

    ResponderEliminar
  4. Paula, ¡qué emotivo!
    Gracias por haber tirado de Ángela para que escribiera.
    Nunca olvidaremos esta experiencia tan maravillosa, en algunos momentos me sentía viviéndola yo también.
    Un beso.

    ResponderEliminar

¡Muchas gracias por leernos! Ahora, ¿tienes algo que decirnos?