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viernes, 31 de marzo de 2017

Dia 54: El calor de Bangkok

Amanece en Bangkok después de una noche con el aire acondicionado que nos hace levantarnos con molestias a alguno de nosotros. Este aire es automático y no hemos podido prescindir de él. 
Alba, la más madrugadora, tiene la maleta preparada y decide salir a comprar algo de desayuno, yo que me acabo de despertar me pongo algo de ropa y me voy con ella al "7 eleven" a comprar unos sándwiches y un batido. 
En el hostal nos preparamos un café y nos salimos a la terracita al "fresco". Desde bien temprano hace calor y es un calor húmedo que no hay quien lo soporte. Mientras tanto Jorge, Paula y Angela se van preparando. 
Terminado el desayuno, hacemos el "check out" y decidimos ir en búsqueda de un bus que nos lleve a la calle más famosa de "backpackers", Khao San Road. 
Nuestra ruta es la del número 15, cuando entramos buscamos al cobrador del billete pero no hay😱. Una señora nos comenta que el autobús va a la zona del Pañacio Real por lo que el Gobierno ha decido ponerlo gratis. Todo esto viene porque el Rey falleció en octubre del año pasado y se encuentra en el palacio para que todos los Tailandeses y personas de resto de mundo pueda acercarse y decirle adiós. 
Llegamosba Khao San Road, es una calle donde ponen un mercado con cosas muy bonitas pero con tan mala suerte que solo es de martes a domingo, por lo que decidimos dar una vuelta rápida a las tiendas de la zona. 
Nos sentamos en un restaurante a comer y ya más adelante empezar con las compras. De postre un helado del McDonalds, con su nata buena y bañado en chocolate que se queda duro al contacto con el helado....mmmm delicious 🍦🍦😋😋😋
Comenzamos con las compras, esta vez algo caro acostumbrados a los puestos del norte de Tailandia como en Chian Mai o Chian Rai, aún así cae alguna que otra cosa. Paula decide hacerse una trenza de colores y encontramos a un chico que las hace a buen precio y con mucha amabilidad, que algunos tailandeses se están pasando de "simpáticos" y nos invitan a dejar su puesto/tienda de una manera grotesca. 
Una vez andada la calle de un lado a otro y de ese lado vuelta al principio decidimos que nos merecemos una cerveza, nos acercamos a nuestro súper de confianza y ya la tenemos. Nos sentimos los reyes de la calle pues vamos andando por mitad de la calzada y sin que nadie se nos oponga. A mí me entra la cena fotógrafa y saco la cámara de Paula y comenzamos nuestra sesión de fotos. 
 

Paula de ha quedado con las ganas de una trenza un poco más larga, así que vamos a nuestro amigo y cuando llegamos estaba arreglando unas rastas a Robbin, un chico alemán que estaba con su novia Federica por la zona. Nos sentamos a esperar y comenzamos a charlar, el pobre se ha tirado casi dos horas para que le quedase bien. Mientras esperábamos a que acabase y Paula se hiciese la suya, llega un hombrecillo inglés, Robert y se queda con nosotros. 

Vamos todos juntos a cenar a una calle que habíamos descubierto Jorge y yo en nuestras andanzas por los callejones que salían de la calle principal. Comemos en un puestecito donde nos sirven el mejor Phad Thai relación cantidad-precio-sabor de la zona. Al ser una calle de restaurantes, no tenía mucho sitio destinado a los comensales de los puestos pero sin problema Jorge y yo nos sentamos en un trozo de carretera que nos parece bien y que no molestamos mucho. La gente nos mira, nos hace fotos pero al estar acostumbrados, seguimos a nuestro rollo. 
Los chicos alemanes nos cuentan que también van a otra de las ciudades que vamos a visitar así que intercambiamos contactos y esperamos volver a verles, se marchan a su hostal que han dormido más bien poco y quieren descansar. 
Justo aparecen dos chicos ingleses, Tom y Jack que se unen a nuestro círculo en la calle y echamos un rato agradable. 

Toca la hora de irse hacia el hostal, recoger maletas y marchar al aeropuerto, algo lejos del centro. Hoy decidimos hacer noche aquí ya que el vuelo sale muy pronto y tendríamos que madrugar mucho.

Llegamos al aeropuerto y buscamos un sitio para descansar un poco, yo me quedo hablando con nuestra cordobesa londinense, Bea.El tiempo vuela, cuando me doy cuenta han pasado casi dos horas desde que empezamos a hablar y al echar el ojo mis compañeros de viaje todos duermen como pueden. No puedo evitar hacerme unos selfies con ellos: 

 
 
 
 


Velaré por sus sueños mientras escribo estas líneas. 
Pronto estaremos volando,

Buenas noches

Javi 👳🏽

jueves, 30 de marzo de 2017

Día 53. El regreso del Pad Thai, rascacielos y la calle del pecado 🏙

What's up!

Buff... vaya madrugón malo que nos hemos pegado! Son las 4am, la recepción del hostel esta petada de los trabajadores durmiendo, nuestras maletas y nuestros espíritus rondando esperando al taxy.

Llegamos al aeropuerto internacional y vemos el último amanecer en Vietnam! Este país ha sido muy top y nos da bastante lástima marcharnos, echaremos de menos a las mamachus, a los paisajes increíbles, los phôs, etc...

Yo me eche una siestecita y me levanto ya en tierras Tailandesas, un taxi a nuestro hostal y el grupi testea las camas por una horita mientras yo investigo un poquito que hacer en la capital.

En el camino hemos visto un montón de rascacielos, grandes avenidas y "sorprendentemente" un porrón de murales colgados alabando al rey póstumo y su heredero. Así que pensamos que una buena visita no podría quedarse sin subir a una roof terrace en uno de los altísimos edificios.


Después de la siestecita nos ponemos en marcha, hace como 36 grados y la sensación térmica es de 42 grados! Nos estamos derritiendo y lo peor de todo es que por más que buscamos un sitio cutrecillo para comer, no encontramos nada. Al final nos apeamos en un restaurantillo de mala muerte, que ni es barato, ni la cantidad es grande... Pero como echábamos de menos los Pad Thais!!!!

Para moverse por la ciudad descubrimos que lo mejor es andar y coger ferrys. Así que nos dedicamos a encontrar el ferry local y por 15 Bahts nos recorrimos medio río Chao Phraya, el río que sirvió en la antigüedad para ayudar a los servicios comerciales de la antigua capital del reino, Ayutthaya.

En el ferry empezamos a ver las vestimentas de la gente que va a la zona de el palacio real, todos van vestidos de negro, bien tapaditos y todo para guardar el luto por Bhumidol Adulyalej ( o como quiera que se escriba, ya se podría llamar Juancar o algo así!) Y nosotros bien descocados, con nuestros uniformes de backpackers y gemeliers 😯



El gran palacio es increíble, todo lleno de lujos y un montón de pagoditas y templitos, lleno de oro, Budhas tumbados, de jade.... O eso es lo que dice la guía... Como buenos ahorradores y puesto que era muy tarde para entrar a visitarlo, lo vimos por fuera... Y el muro que lo rodea es bastante blanco impoluto y alto. Pero desde las diferentes puertas vimos algún recobijo del complejo. Aunque eso si, nos lo pasamos en grande pretendiendo ser reyes y  haciendo bromas con los locales sobre los piercings de las chicas 🐮



No nos lo esperábamos, pero la ciudad está llena de MacDonalds y Seven Elevens ( una cadena de supermercados), en cada esquina, cada 200m. Así que nos compramos un refrigerio y charlamos con una New Yorkina ancianita que estudia los entresijos del masaje Tailandés. Nos cuenta que deberíamos ir a ver el mercado de flores y Chinatown, así que nos ponemos a ello. El mercadito está cerrando y solo vemos cuatro flores arrugaditas y un tuktukero muy majete que se ofrece a llevarnos a un rascacielos por 150 Bhats.


Muchos de los rascacielos de Bangkok tienen terrazas en los tops para tomarse una cerveza o unos cócteles por un precio razonablemente caro ( unos 20$), pero nuestra research sobre la ciudad surgió efecto y vamos a el Club 47, una terracita en el piso 47 de la United center Tower, en la que no hay dress code y con nuestras pintas de viajeros nos permiten pasar.



Las vistas son increíbles!! Todo Bangkok a nuestros pies, rascacielos por todos los lados, sesión fotográfica de la puesta  de sol, el río a lo lejos y una jarrita de cerveza a precio de pinta inglesa, pero deliciosa 🍻



Ya de noche nos acercamos al mercado nocturno de Nana, el barrio de Bangkok para adultos. Un Pad Thai y algún que otro espectáculo y hora de volver al hostal!



Una rata se hace amiga de nuestras pezuñas y las cucarachas voladoras asoman a la hora de dormir, pero llegamos sanos y salvos a nuestro congelador dormitorio!!

Buenas noches y hasta pronto,

Jorge 🐐

miércoles, 29 de marzo de 2017

Día 52: Ho Chi Minh

Nos levantamos más o menos pronto, ya que teníamos el desayuno incluído hasta las 10 de la mañana, y queríamos aprovecharlo. Mientras pedimos el desayuno, esperamos a muestra nueva amiga Lorena que se cambiaba a dormir a nuestro hostel, porque el suyo no estaba muy bien😷 y así podíamos estar juntos. Desayunamos el bocadillo de huevo 🍞🍳de todos los días y nos ponemos en marcha para visitar la ciudad.

Empezamos caminando por el parque 23/9, donde a Jorge le paran de repente unas chicas para hacerle una encuesta📝sobre la seguridad de la ciudad y el motivo de nuestro viaje. Después de rellenar la encuesta, seguimos caminando hacia el final del parque, donde llegamos al Ben Thanh Market, un gran mercado cubierto, repleto de puestos con falsificaciones de ropa deportiva🎽, souvenirs🎁, y algo de fruta🍍. Damos una vuelta viendo todo lo que hay, pero como es nuestro último día en Vietnam ya casi no nos queda dinero, aunque Javi si compra algún detallito.

Seguimos caminando por la ciudad mapa en mano🗺 hacia el Independence palace. Lo vemos por fuera y lo rodeamos, nos hacemos una foto📸 desde la valla, pero no entramos ya que es muy caro, y desde fuera se ve que es bastante feo, puede parecer una cárcel o un hotel.

Nuestro siguiente destino en la ciudad es la Catedral de Notre- Dame. Es parecida a la original, pero muy pequeña y de ladrillo rojizo, y en la entrada tiene una estatua de una virgen. Justo al lado cruzando la acera está la Saigon Central Post Office📬, donde en la entrada hay un hombre bailando con una bandeja de dulces en la cabeza😂. Entramos a verla por dentro, y cuando salimos Jorge y Javi están vendiendo postales en el puesto de un señor, pero la gente se ríe y no compra😂😂😂.



Continuamos hacia la Ópera de Saigon, pero con el calor que hace nos interesan más las mangueras de riego que hay en la acera de en frente⛲. Nos mojamos un poco, hacemos la foto, y seguimos para ver el People's Committee Building, que tiene en su entrada la estatua de Ho Chi Minh, en una avenida muy larga que llega hasta unos mástiles con banderas🇹🇭Justo al lado vemos un punto de información turística, y aunque no tenemos ninguna duda, nos interesa mucho el aire acondicionado que pueda haber dentro🌫. Y allí entramos, preguntado cosas absurdas y cogiendo fuerzas para volver a salir al calor insoportable.



De camino por la ciudad vemos una librería muy grande y como Jorge necesita un libro nuevo, entramos a ver que tienen. Nos tiramos allí un buen rato dando vueltas viendo libros en diferentes idiomas y reponiendo fuerzas otra vez. Paula, Án y Jorge compran algún librito📚, y seguimos. Ahora toca buscar algo de comer.

Vamos en busca de China Town🎎, pero está lejos y tenemos que coger un bus hasta allí. Al llegar allí empezamos a dar vueltas buscando algún sitio donde comer, y vamos pasando por calles con cosas muy curiosas.







Tras un largo paseo sin encontrar un sitio decente y bien de precio, encontramos un puesto callejero, donde la chica no hablaba inglés, pero con seguimos explicarla lo que queríamos y nos hizo una comida riquisima.

Después de comer, volvimos en bus🚃 al hostel, nos dimos una buena ducha fría🚿, y a tomar unas cervezas 🍻 bien merecidas en la sala común de nuestro hostel.

Perdón por el retraso 🙈
Albi🦄

lunes, 27 de marzo de 2017

Días 50 y 51. De Hoi An a Hô Chí Minh.

¡Hola! Somos Paula y Ángela.

Después de llegar a Hô Chí Minh y pasar 24 horas en bus hemos pensado hacer esto un poco más ameno y juntar estos días. Un resumen con alguna pequeña historieta es más que suficiente.

Nos levantamos en la villa, toca recoger y no es cosa fácil, vaya despliegue de equipaje hay por toda la habitación.
Al final se nos echa el tiempo del check out encima, menos mal que el Tío Sam es amable y no nos preocupa mucho.

El tema de comprar cositas se nos ha ido un poco de manos a alguno últimamente y se nota a la hora de meter todo a la maleta.

Una vez todo organizado cogemos las bicis y nos vamos a desayunar. Sacamos dinero, compramos unos snacks y buscamos a una Mamachú de la fruta.


De camino a la villa vemos un templo que habíamos visto muchas veces desde fuera pero no nos había llamado la atención. Decidimos entrar a cotillear y ¡qué barbaridad! Es precioso, en cada pequeña pagoda está llena de cientos de detalles que nos sorprenden.
Unas fotitos por aquí y por allá y seguimos nuestro camino con la bici de Paula rota, aunque nos pilla bastante cerca.




Una vez en el hostel Sam nos pone un té y aprovechamos el tiempo haciendo cuentas, escribiendo, jugando... Para comer nos sacamos unos nuddles de bote del súper que, bueno, se dejan comer.

Y esperamos, y esperamos y nadie pasa a buscarnos. Sam llama al encargado del taxi y parece que no se han olvidado de nosotros.
Más tarde por fin aparece pero en moto. No nos cuadra mucho que vaya a llevarnos en una moto a los cinco con las mochilas. 😂
Resulta que es el hombrecillo al que le compramos los billetes, que se confundió de hotel y nos va a indicar el hotel al que nos van a buscar. Una vez allí esperamos más y más, y ya cerca de dar por hecho que no han dejado en tierra aparece el autobús.

Está lleno de gente y nos separan. Mala pata, los de atrás mueren de asco por el olor del wc. Pero los de delante tiene a un hombre que apesta al lado durmiendo en el suelo, así que también mueren de asco. Sacamos el "huelebien", un invento (un liquidito con olor a menta) que nos dieron en el primer autobús nocturno en Myanmar al que no vimos mucha utilidad y ahora usamos mucho (nos lo untamos debajo de la nariz).

Cada uno se entretiene como puede hasta la hora de dormir y cuando nos queremos dar cuenta son las 5 de la mañana y nos echan del bus.

En teoría a las 6 nos recoge el siguiente. Luego a las 7:15 y al final sale a las 8.
En esa espera conocemos a una chica española que ha viajado con nosotros en el bus, Lorena.
Además Alba y Javi se dedican a buscar wifi y acaban desorganizando el chiringuito donde nos han dejado.

Nos comemos unos Banh Mi y nos vamos en mini van a una especie de estación de autobuses. Antes de subir al siguiente preguntamos por un baño, y nos señalan un casetucho en el que hay un hombre semidesnudo planchándose el uniforme. Hacemos un teatrillo para conseguir agua en una zona donde nadie habla inglés y nos montamos al siguiente autobús.



10 horas después de vistas preciosas que casi nos hacen cambiar el viaje y bajarnos a mitad  de camino, llegamos a Hô Chí Minh.  Nos vamos a nuestro hotel, dejamos las cosas, nos duchamos y quedamos con Lorena para cenar.

Damos una vuelta por la ciudad intentando encontrar un sitio para cenar, pero los precios son bastante más caros de lo que hemos visto hasta ahora en Vietnam. Llegamos a una calle repleta de bares y restaurantes y al final nos decidimos por uno, en el que cenamos arroz con verduras, noodles, sopas Phò y rollitos de primavera. Con este calor, vamos a por unos helados y al hotel a descansar.

Buenas noches,

Paula🌵 y Án☀️.

jueves, 23 de marzo de 2017

Día 49: Un poco de turismo y más playa.



Nos levantamos de nuevo en nuestra magnífica villa de Hôi An. Ha hecho un poco de calor nada más despertarnos así que un poco de AC y seguimos despertándonos poco a poco. 
Mientras se van espabilando, a mi me entran las ganas de cose algo por lo que cojo un par de mangas del pijama de Paula y le hago una diadema para el pelo. 

Tenemos el plan decidido, vamos a dar una vuelta por el Old Town de Hôi An, aunque la noche anterior ya lo habíamos visto, hay que verla tanto de noche como de día.
Empezamos a prepararnos, y el calor que hace en la terraza nos dice la que nos va a caer dando una vuelta por el pueblo. 

Bajamos a la recepción a coger nuestro medio de transporte 🚲 y nos ponemos en marcha a buscar un desayuno. Nos resulta raro que en un sitio tan turístico sea difícil encontrar algo para desayunar pero al mirar el reloj nos damos cuenta que son las 12 y pico y casi es la hora de comer...si es que cuando estamos descansando, se descansa bien. 

Encontramos un sitio muy acogedor y nos tomamos unos Banh mi y empezamos nuestra visita turística.
Pasamos por el puente Japonés, Shrine to Bac De ( en vietnamita). 
 

Poco más que ver por la cuidad, así que nos empieza a picar el gusanillo de las compras así que vamos pasando por los puestecillos.  
Angela visualiza una tienda de sandalias de cuero que te las hacen a medida. Ella y Alba llevaban tanto buscando unas así que le encargan un par para por la tarde noche. Mientras tanto Jorge, Paula y yo seguimos con las demás tiendas. Alba me había comentado que está era la mejor ciudad para comprar telas por lo que mi chip de tailor se me enciende y voy en búsqueda de retales. Paula y yo entramos en una tienda y nos dan una pequeña bolsa con unas telas muy bonitas. Al preguntarle dónde podemos conseguir más nos dice que hay una zona con muchas fábricas y que ahí nos pueden dar más.

Seguimos preguntando y en Yaly, una sastrería, nos dicen que pasemos por la tarde que nos darán una bolsa con muchos de ellos. 

El calor aprieta, nos acercamos al mercado del Old Town que tiene comida "fresca" todo recién cortado o sacado de mar pero sin mantenerlo en frío, solo con unos ventiladores para espantar las moscas. Con tan mala suerte que volvemos a ver a los perros, está vez crudos y despedazados, salimos de ahí para coger nuestras bicis e ir rumbo a la playa. En el camino encontramos unas camisas de piñas muy playeras por lo que decidimos comprarnos una todos, pero a buen precio.

Antes de llegar paramos a comer en un restaurante local, una comida para recuperar fuerzas y seguir hasta nuestro destino. De camino fuimos buscando la camisa a buen precio, al final las conseguimos todas por menos de 4€ y de buena calidad. 

Ya en la playa nos sentamos a relajarnos y Jorge y  yo nos damos un chapuzón pra quitarnos el calor del cuerpo. Buscamos a nuestra amiga Gè para que nos proporcione unas cervezas, no está pero si su amiga y nos las vende al mismo precio. Son muy majas y nos piden que dejemos las botellas ahí mismo que luego vienen a por ellas. 

Empieza a anochecer y estamos esperando a las algas fluorescentes que parecen por la noche. Angela y Jorge las vieron ayer y hoy queríamos verlas el resto. Hoy no era el día, desde las 17 se ha nublado y el mar no tenía muchas olas, por lo que no las hemos podido ver😓

Es de noche y nos montamos en la bicicletas para ir al mercado a recoger nuestros encargos. Las chicas van a por sus sandalias y Paula y yo a por los retales. Cuando vemos la bolsa de basura llena de retales no lo podemos creer, ¿Cómo vamos a llevar todo eso hasta el hostal? 😱😱 Decidimos sentarnos tranquilamente y hacer una selección. De todo el lote, nos quedamos con 1/3 y aún así no tenemos mucho espacio en la maleta, habrá que hacer otra selección. 
 

Terminamos de comprar los últimos souvenirs en esta ciudad y vamos a cenar. Volvemos al sitio de anoche y esta vez si nos pedimos unos peces, son waffles con forma de pez relleno de quesito, chocolate o carne seca, anoche no pudimos pedirlos.

En la villa ya nos duchamos, que después de la playa se nota el cuerpo rebozado en arena. Y a dormir que mañana tenemos que organizar maletas, muchas cosas nuevas y mucha falta de espacio. 

Buenas noches 

Javi 👳🏽

Día 48. Búfalos, algas fluorescentes y miles de farolillos.

What's up!

Ayer nos dimos cuenta que los días grises se acabaron en el norte de Vietnam, al levantarnos vemos un sol inmenso y un calor que pa qué!

Hoi An es un paraíso, el paraíso Vietnamita con su old town repleta de miles de farolillos de colores, sus campos de arrozales en las afueras llenos de búfalos, trabajadores Vietnamitas con gorritos picudos y garzas por todos los lados comiéndose las semillas de arroz.


Prontito nos despertamos, aunque no se nos olvida que son nuestras pequeñas vacaciones en Vietnam, cogemos las bicis del tío Sam y nos ponemos rumbo a la playita.

La información de los locales siempre es útil, y otra vez nos sirve de mucha ayuda. En un principio teníamos pensado ir a la playa de Cua Dai, pero Sam nos comenta que está llena de pedrolos, que la guena guena es la de An Bang.

Después de un desayuno de te tradicional helado y huevos en pan ( el grupito se está acostumbrando a los Banh Mi), continuamos la ruta atravesando campos de arroz, huertas muy organizaditas , ríos con algún pescador en barquitas de madera y algún que otro manglar. Lo que mas me gusta es ver a los bufalillos de agua comerse las malas yerbas que crecen entre las plantas de arroz, ya que este es el único animal de bosquejo adaptado a la vida en humedales 🏞



También nos encontramos un templo budista con influencias Japonesas, un cementerio Cristiano de lo más colorido y cómo no, un montón de templos enanos en las entradas de las casas con ofrendas de flores y alimentos.



El tráfico de motos según nos acercamos a la carretera principal se vuelve completamente loco 🏍, no es lo mismo andar por el arcén que montar en bici como un motero Vietnamita más. Hay de todo tipo de motos, pero las más frecuentes son las automáticas con gasolina y las que utilizan los jovenzuelos, que suelen ser eléctricas con pedales, muy divertidas.


La playa no es Palolem 🌴, pero es bastante paradisíaca. Las Mamachus de la playa empiezan a hacer su aparición nada más apear el culo en la arena. Van todas cubiertas, desde los dedos gordos hasta el último pelo, con mascarillas y guantes.



Las vamos nombrando como Mamachus de lo que venden, la que más nos gusta es la Mamachu de la cerveza, a pesar de no poderse comunicar muy bien en Inglés, nos vende unas Saigon, y nos escribe su nombre en la arena: Ge. La Mamachu de la crema se hace el Agosto con la venta de la protección solar de 50 a nuestro grupito de blancuchos nucleares ( omitiendo a 👳) y otras son las Mamachus regalistas, pulseras, obsequios, comida,etc, todo amontonado en una cesta no tan grande como parece. Tendrán que darnos un curso para organizar nuestras Backpacks 😋



Una siesta del cordero boca arriba, una camisa de playeo y listos para comer. Nos toca alejarnos bastante de la playa ( los precios de los chiringuitos son carísimos) y encontramos a la Vietnamita Americana. Nos cuenta que su restaurante utiliza alimentos locales y por eso es muy barato, y que ella es Americana aunque no hable ni papa de Inglés. Todos prueban unas pizzas vietnamitas, base de arroz y vegetales, Javi con queso y tomate a lo occidental y Paula un mix de mar y montaña. Venía cortadita como una pizza normal 🍕 pero luego la tenían que añadir hojas de diferentes lechugas y enrollarla en hojas transparentes de papel de arroz, untarlo en soja y listo para el bocado! Nos encantó el sitio y la comida, aunque la Vietmericana nos enchufo 50.000 dongs por unas toallitas húmedas para limpiarnos las manos 😯 vaya traviesa!!


Javi, Paula y Alba se fueron al hostal a prepararse para la noche y descansar. Ang y yo nos fuimos a la playa, estaba atardeciendo y el ambiente era genial para dar unos toques al balón Birmano y hacer un poco de yoga. Después de una media hora de yoga, abrimos los ojos y nos empezamos a fijar en el mar. Las olas están rompiendo y en la espuma se reflejan colores azules fluorescentes 🤔 nos quedamos bastante pillados, pensamos que podía ser reflejo de los barcos pesqueros, o de alguna luz de los chiringuitos, pero no! No tenemos claro aún si eran algas o plancton, solo sabemos que fue un espectáculo para ver en directo ( no hay fotos 😫), leímos que se tienen que dar varias circunstancias para que las algas o el plancton produzcan ese color azul fluorescente, y nosotros pensamos lo afortunados que hemos sido!

En el camino de vuelta llevamos el frontal de Paula para que no nos atropellen con la bici, y después de una duchita y bien de aftersun, vamos en búsqueda de nuestros amigos a la old town.

Nos tomamos unas cerve y unos gin tonics gratis a salud del bar Tiger Tiger de Hoi An y pasada la cena nos vamos con los calores a la villa de Sam. Mañana será otro día, este pueblo es una maravilla y tenemos grandes expectativas para verlo de día!

Hasta la próxima!

Jorge 🐐

Día 47: llegamos a Hoi An

Después de un largo camino de 24 horas en Buses🚃🚃🚃, por fin llegamos a la estación de Hoi An. Como nuestro conductor decidió que la cena y el desayuno no eran importantes, pensamos que lo mejor era comer en la misma estación, aunque posiblemente no fue la mejor idea ya que estaba todo bastante regular 🤐😷, aunque ya con las pilas un poco cargadas y sudando como pollos🐤 nos hacemos el camino hasta la tan esperada villa de Hoi An.

Pasamos por un camino donde el asfalto se derretía del calor y todo alrededor nuestra eran campos de arrozales preciosos. Íbamos​ con las expectativas por las nubes☁, y al llegar se confirman todas nuestras sospechas, con una habitación limpia, grande, bonita y con un baño de 10🔝



Nada más llegar, empezamos con el ritual de higiene íntima que taaaantísima falta nos hace💆, con duchas💦, cortado de uñas largas de los pies💅, y por último llevar toda nuestra ropa a lavar, que ya no nos queda nada limpio.

Todos arreglados y coquetos, y con lo último que nos queda limpio, nos vamos a ver la ciudad en la bicis  que nos dejan en el hostel. Primero vamos hacia la zona del mercadillo, que esta llena de puestos de souvenirs. La calle donde están todos los puestos no es muy grande, y en casi todos hay lo mismo, pero nos enganchan, y allí nos pasamos bien rato buscando regalitos🎁para familia y amigos.

Como la comida no había sido la mejor que habíamos tenido, algunos meriendan unas sopitas vietnamitas 🍜y Jorge prueba el White Rose, que es una comida muy típica de aquí, y le encantó. Otros optamos mejor por un helado🍦, ya que son las 6 de la tarde 😂



De camino a la ciudad antigua pasamos por la zona de bares, donde cada medio metro nos para un relaciones públicas haciéndonos la mejor oferta posible de cócteles🍹 y shisha para llevarnos a su bar. Decidimos que mejor esperar a la noche, que todavía nos quedan cositas por ver.

Llegamos a la entrada de la ciudad y nos paran dos mujeres diciendo que tenemos que pagar para entrar, y nos damos media vuelta ya que habíamos leído que no era necesario. Tenemos que intentarlo, así que vamos hacia el puente que cruza el lago, que también te lleva a esa parte de la ciudad, y para nuestra sorpresa... ¡entramos! Nadie nos pide nada, y ya estamos al otro lado. Eso si, creemos que hay una pequeña parte que no podemos ver sin pagar, pero eso será un problema que solucionar mañana.



Es una parte de la ciudad preciosa, con edificios antiguos y ennegrecidos, llena de pequeñas tiendas de sastres y souvenirs, y todo el cielo inundado de farolillos de miles de colores 😍😍😍Paseamos hasta que se nos hace totalmente de noche, y nos vamos a cenar. Volvemos a la zona del mercadillo, y después de un par de vueltas buscando el restaurante correcto, acabamos sentados donde habían merendado. La cena no fue gran cosa, pero al menos comemos algo.



¡Y ahora si! ¿Dónde están esas bebidas gratis? Volvemos a la zona de bares, y la misma historia... Pero ahora elegimos uno y entramos. Nos dan un cóctel gratis a cada uno y una shisha para fumar. En el bar podemos poner la música que queramos, así que ponemos un par de canciones, bailoteamos un ratito, y pronto estamos todos agotados y sin ganas de seguir. Decidimos que es hora de irse a dormir, descansar, y mañana será otro día 😊

Buenas noches
Albi 🦄

miércoles, 22 de marzo de 2017

Día 46: Dirección Hội An.

Hoy va a ser uno de esos relatos cortos en los que la mayoría del día la pasamos en un autobús, esperando que el tiempo pase y llegar a nuestro destino. Así que, avisados estáis. ¡Empezamos!
En la habitación en la que estamos las chicas también duerme un hombre, quien se despierta sobre las 6 y media de la mañana y está una hora dando golpes por la habitación. (Seguramente cada ruido tendría algún sentido y fuera imprescindible, pero después de la primera media hora, ya solo oigo portazos, cremalleras, y golpes sin parar. Y me duele mucho la cabeza.) Después de que se vaya, remoloneamos en la cama hasta las 9 y pico, y vamos a desayunar/comer con los chicos. Unas tortillas, huevos y ensalada después, vamos a comprar unos snacks para que las 20 horas de autobús no se nos hagan tan pesadas. Al volver al hotel intentamos hacer cuentas entre nosotros para quedar en paz de dinero, y se nos echa el tiempo encima. ¡Tenemos que irnos a coger el autobús! Bajamos nuestra calle y vamos allá.
Al subir, el autobús está vacío, así que podemos elegir los asientos que más nos gustan. Poco a poco, va haciendo paradas y se empieza a subir cada vez más y más gente, hasta llegar al punto de tener que sacar taburetes para que la gente se siente en el pasillo del autobús. Algunas de las personas del pasillo, eran unos chilenos muy graciosos que llevaban un guía vietnamita, al que cantaban canciones en espanglish. Alrededor de una hora después, llegamos a la otra punta de la isla, donde tenemos que montarnos en un barquito que nos lleve a la otra orilla de la bahía. Nos dividen en dos barcos según nuestro destino final, y al bajar, andamos unos 200 metros a dónde está nuestro siguiente autobús esperándonos. Sobre las cuatro de la tarde llegamos al destino del siguiente bus: una ciudad repleta de motocicletas en la que no se ve ni a un turista aparte de nosotros. Aquí tenemos que pasar tres horas hasta que salga el siguiente autobús, así que decidimos dar una vuelta y buscar algún sitio dónde comer.
En lo que parece la calle principal no vemos ningún restaurante, así que giramos a la izquierda, donde vemos muchos puestos con comida. Según nos vamos acercando a ellos vemos que la comida tiene forma rara y cola. ¡Cola! Empezamos a sospechar que puede ser perro, aunque creemos que está prohibido comerlo, y, al acercarnos un poquito más vemos que estamos equivocados: son gatos.

Esto es solo el primer puesto, según vamos avanzando por la calle vemos (y olemos. Sobre todo olemos) muchos más puestos con gatos y perros asados. Algunos los están despiezando en este momento y se ven las tripas saliendo, y se escuchan los huesos rompiéndose...agg.😵😰
Impactados, con el disgusto encima, y sobre todo, con el estómago revuelto, volvemos a la calle principal a ver si podemos comer algo vegetariano para todos. Al final, terminamos en un puestecillos de la calle comiendo bocadillos de huevos fritos. Después, vamos a por el postre y unos snacks a un supermercado, y volvemos a la estación de autobuses donde seguiremos nuestro recorrido. Hacemos tiempo jugando a las cartas, tocando el ukelele, etc, bajo la atónita mirada de los lugareños que de vez en cuando comentan algo en su idioma.
Por fin llega el momento de subirse al autobús, son las 7 y no estamos muy seguros de si llegamos a Da Nang a las 7, 9 o 11 de la mañana, por ahora lo importante es hacer que pase el tiempo lo más rápido posible así que cada uno nos ponemos a ver algo en el móvil (¡YouTube offline, vaya invento!), leer, escuchar música... Etc. Y en esas estamos, ¡mañana Alba os contará cómo hemos llegado, y qué tal es Hoi An!

Un besito

Paula🌵


Pd. Hemos investigado sobre el consumo de gatos en Vietnam y esta prohibido desde hace más de veinte años, aunque se sigue consumiendo en gran parte del país. Con respecto a los perros, aún es legal comerlos, lo que provoca un gran tráfico ilegal de perros desde otros países, como Tailandia o Laos, donde ya está prohibido su consumo. Están intentando prohibirlo en Vietnam también, por motivos de salud, ya que se estima que el 40% de personas que han probado la carne de perro en su vida, han contraído la rabia.

Día 45, conociendo los alrededores de Cat Ba.

¡¡Buenos días y perdón por el retraso!! A veces es difícil encontrar el momento de escribir...

Suena el despertador en Cat Ba y  y rápidamente  salimos de la habitación. El olor y la humedad de ese cuchitril es muy desagradable así que tampoco remoloneamos mucho en la cama.

Desayunamos lo que tenemos a mano: galletas, fruta, café... Y compramos alguna provisión para el día.
Hoy Paula no se ha levantado enérgica, se deja llevar e intenta espabilarse poco a poco. Seguro que es por el tiempo, ¡a cualquiera le aplatana!

De momento no llueve pero el cielo está muy gris y las nubes bajas.
Cogemos un autobús que nos lleva al puertecito donde nos subimos al barco y comenzamos un bonito paseo entre las incontables islas de la zona. Y la verdad, el tiempo no influye para apreciar el paisaje, es precioso.




Primera parada, ¡toca hacer kayak! Nos ponemos por parejas y yo me voy con una chica francesa muy maja. Tenemos más de una hora para disfrutar del agua, las cuevas, los sonidos de los pajaros...
Se va notando el cansancio de brazos pero merece la pena, es increíble.

Disfrutamos el paseo y cuando aparcamos los kayaks toca comer.

¿¡Comer!? ¡Si son las 10:45 de la mañana! Pues si, comemos. Nos sentamos en las mesas con los compis del día y al ataque.
No es la mejor comida del mundo pero no está nada mal. Eso sí, Paula se queda con ganas de más rollitos porque sus compis coreanas de mesa han arrasado con todos.

Después de comer, por muy pronto que sea, entra el sueñecito. Además yo estoy hoy a medio gas y una siesta me vendría de maravilla.
Pero de eso nada, echan el ancla y nos dan el aviso de que toca (para quien quiera) "swimming y snorkeling".

Nos asomamos y estamos cerca de una playita de arena blanca a la que la gente va nadando desde donde estamos.
A los chicos les falta tiempo para estar en lo alto del barco saltando al agua. Alba se cambia rápidamente y su actitud tan dispuesta me acaba convenciendo para que me bañé yo también, que aunque no estoy a tope se luego me van a dar envidia.😂
Paula tiene frío y decide quedarse en el barco que la salida del agua no es nada apetecible con el tiempo que hace.

Una vez todos en el agua empieza a llover, las gafas y tubo que nos han dado son bastante malas y preferimos irnos a la islita a ver conchas bonitas y saltar unas cuantas veces desde el barco.




Javi que está entusiasmado de arriba abajo una y otra vez se despista y cuando quiere subir ya han quitado la escalera. Le toca trepar por la rueda para no quedarse en el agua. 😂

Seguimos el paseíto hasta la Isla de los Monos. Éstos se dedican a perseguir e intentar robar cosas a los turistas por la orilla.
Nosotros les saludamos y aprovechamos el poco tiempo que tenemos para subir al pico de rocas para ver toda la isla.
Hay bastante gente y es complicado porque hay mucha caída y las rocas son muy afiladas. Pero con cuidado y paciencia llegamos arriba y ¡Paula no se ha caído! 👏




Volvemos abajo con más cuidado todavía y al barco de nuevo.

Atravesamos el pueblo flotante de pescadores, es súper curioso. Nos gusta porque es así, no está ahí por turismo. Es de verdad.
Además está lleno de perros andando de un sitio para otro en las plataformas. Nos encanta inventar historias de los perros pescadores y de sus vidas. 😂



El viaje se va terminando y llegamos a Cat Ba de nuevo.

Miramos billetes de autobús para Hoi An y resolvemos el tema del dinero del autobús que salió mal.

Para entonces yo estoy exhausta. Empieza la tormenta. Nos ponemos los chubasqueros y a cenar.
Tenemos caras de cansados así que rapidito a la cama.


Buenas noches a todos.

Án ☀️



martes, 21 de marzo de 2017

domingo, 19 de marzo de 2017

Pai y Chiang Rai en vídeo! 🌞🌵🦄👳🐐

Habemus nuevo vídeo! Así de bien lo pasamos en Chiang Rai y Pai antes de volar a Vietnam!!!

Qué lo disfrutéis tanto como nosotros 😋

Un abrazo 🐐👳🦄🌵🌞

https://youtu.be/-_zTr8mvV3A

viernes, 17 de marzo de 2017

Día 44: Hora de descansar en Cát Bà

Buenos días, hoy hemos podido descansar las horas que no habíamos descansado ayer entre tanto bus y tanto jaleo más las que nos correspondían en Ha Long.

Anoche, al llegar a la habitación, caímos muertos aunque Paula soltó alguna que otra frase mientras dormía, así que con las pilas recargadas nos ponemos en pie, cerramos maletas y bajamos a desayunar que tenemos desayuno gratis!! Unos huevos fritos con pan y cucumber! Angela y Paula se toman el té que dan con el desayuno, el resto nos tomamos un café. Jorge pide un poco más de agua caliente y el camarero le vierte el agua hirviendo en la mano😱 pobre Jorge. 

Terminamos el desayuno y preguntamos por un taxi que nos lleve al Ferry para llegar a Cát Bà, una pequeña isla cerca de Ha Long. En la recepción os dicen que el taxi nos cuesta alrededor de 230.000 VND ( unos 10€) por lo que intentamos a nuestra manera, paramos un taxi y nos dice que pone el taxímetro y al final pagamos solo 150.000 VND.

Llegamos al puerto y se nos acaba de ir el barco así que nos toca esperar al siguiente. Paula, Angela y Jorge se van a buscar otra posibilidad pero no la hay, así que pasamos el rato pintando, tocando el ukelele y yo practicando los malabares. He de decir que cada vez estoy más cerca de tenerlo controlado 🤹🏽‍♂️.

Llega la hora de montarnos y la gente rápidamente se prepara, nosotros vamos con el espíritu CLC ( con la calma). Justo en la entrada avisamos a Paula que tenga cuidado, que ya ha tenido más de un enfrentamiento cuando hay agua y roca de por medio, pero incluso siendo avisada, se resbala. Todo bien, montamos y el Ferry inicia su camino por las islas de Ha long Bay. Las vistas son increíbles, aunque esta un poco nublado se aprecia todo y es muy bonito.

En el puerto de llegada, unos taxistas intentan convencernos pero conocemos el camino y solo tenemos que coger un bus que nos lleve hasta la ciudad. 

Ya en hostel, después de una gran cuesta,  conocemos a dos chicas inglesas que están trabajando a cambio de alojamiento, una práctica bastante común entre los backpackers. Estas dos chicas son de Londres, del barrio donde vivía Alba, Hackney. 
Nos echan una mano con el tema del autobús y la dichosa vendedora y dicen que el jefe del hostal nos ayudará. También nos recomiendan un sitio 3B para comer.

El restaurante de llama Yummy, así que caminamos hacia el sitio y tenían razón: la comida muy rica, bastante buen local y barato. Después de la comida nos ponemos en pie camino de las playas de la zona, ya tocaba un poco de playa después de tanta ciudad y montaña. Cuando estamos llegando a la segunda playa, la mejor de la zona, nos damos cuenta que no tenemos nada para entretenernos por lo que nos toca dar la vuelta hasta el hostal. Solo de pensar en subir esa calle tan empinada nos volvemos perezosos. Jorge dice que solo va si le llevan, por lo que decide hacer auto-stop y una mujer muy simpática para al oír, literalmente de la boca de Jorge "¿Me llevas?". Jorge va al hostal a coger el speaker, ukelele y unas toallas para sentarnos mientras el resto bajamos a por unas cervezas y unos snacks. 

De camino a la playa, empezamos a buscar motos para que nos lleven aunque sea por turnos. A mí me toca el primer turno y un hombrecillo me lleva hasta la playa. Al llegar le doy las gracias y me pide dinero. Yo entendiendo como que era un favor me he negado a dárselo. Se ha dado media vuelta y le ha pedido el dinero al resto pero tampoco se lo han dado. Este señor quería timarnos, pero no nos hemos dejado. 💪🏽

 
En la playa Cát Bà II, solo se veían nubes pero nos hemos asentado  allí con nuestra música y Jorge y yo nos hemos atrevido con un baño. Una agua cristalina pero algo fría. Después del baño, nos hemos tomado nuestros snacks y Angela y Alba han cantado el ritual para que salga el Sol. De pronto se ha asomado un poco por lo que hemos aprovechado para hacer alguna que otra foto. También nos hemos dedicado a hacer malabares, tocar el ukelele y relajarnos. 

 


Después de la playa, una buena ducha y a contratar un tour para mañana rodeando estas pequeñas islas que están cerca de Cát Bà. Y después de contratar hemos vuelto a mismo restaurante de la comida, si es que cuando nos tratan bien y la comida es buena siempre volvemos, eso y que no teníamos tiempo ni ganas de pensar. 

Ya en hostal de vuelta, en las camas, a punto de cerrar los ojos que mañana toca madrugar. 

Buenas noches 

Javi 👳🏽