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sábado, 11 de marzo de 2017

Día 36: Cascadas secas y termas naturales en Pai.

Salimos a buscar un desayuno, que el hotel no lo incluye, y cerca de la estación de autobuses encontramos uno que ofertan aguacate. ¡Aguacate! Algunos llevábamos queriendo llevarnos un trozo de aguacate a la boca desde que lo veíamos en los menús de todos los restaurantes de Goa y no lo servían en ninguno, por lo que nos convenció (aunque costara  más del doble de lo que nos solemos gastar en una comida o cena). Ya que estamos, compramos los billetes de autobús para ir mañana a Chiang Mai.
Ayer vimos un Buda enorme en las montañas de alrededor de Pai, así que nos dirigimos allí en nuestras motos. Como ya he dicho, está en una montaña, por lo que hay unas cuestas bastante empinadas para subir, y la moto en la que voy con Ángela no tira demasiado bien, así que a mitad de cuesta me tengo que cambiar a la de Jorge. La parte de abajo de la escalera está en construcción, pero aún así subimos todos los (muchos) escalones y llegamos al Buda. Desde aquí arriba se ve todo Pai, muchas montañas peludas y algún pueblecito alrededor.

La siguiente parada es una catarata, que hace calor y queremos darnos un baño. Al llegar, no oímos el agua caer, lo que resulta sospechoso, y según nos vamos acercando vemos que está totalmente seca. Es lo que tiene la dry season. Hay gente escalando las rocas y dando vueltas por ahí, pero decidimos ir a buscar otra catarata, que el calor aprieta. Después de preguntar a varias personas, la única catarata que lleva agua ahora mismo está a unas 3h en coche, y nuestras motillos no dan para tanto, así que decidimos ir a lo que nos recomienda todo el mundo: los Hot springs. El camarero del hostel nos contó anoche que había dos Hot Springs (o aguas termales) distintas en Pai: unas más caras y con mejores servicios (casi como un spa), y otras más baratas y naturales. Conociéndonos, no os cabrá duda de que elegimos las baratas, ¿no? Están en medio de un parque natural, en el que hay muchas (en serio, MUCHAS) cuestas. El camino era precioso: se veía correr el río, mucha vegetación... Pero nuestras motos no son las mejores, y las que llevan dos pasajeros se quedan en medio de una cuesta. Jorge y yo vamos delante, y mientras yo termino de subir la cuesta andando, Jorge puede subir hasta arriba, donde me monto, subimos la segunda parte de la cuesta y nos paramos a esperar a los demás. Cuando pasa un rato y ni siquiera aparece Javi, que iba solo, nos preocupamos, bajamos de la moto y cuando bajamos la cuesta nos encontramos a los tres empujando la moto de Ángela cuesta arriba. Algunos ayudamos y otros lo grabamos en vídeo, para que todos lo podáis ver, nos debemos a vosotros, ya sabéis. Después de un rato de no saber que hacer, Jorge coge la moto que más veces ha fallado e intentamos llegar a las termas, con bastantes pocas expectativas de llegar.
Varios kilómetros de cuestas después, llegamos a nuestro destino. ¡Por fin nos podemos bañar! Con este calor, lo que menos nos apetece es un bañito caliente, pero el sitio es precioso, las aguas claras y hay mini cascaditas, así que hacemos el esfuerzo de bañarnos. Y nos quedamos en el agua hasta que no podemos arrugarnos más, la verdad es que se está genial aquí dentro.
Serán las 3 y media de la tarde y el hambre aprieta, así que con miedo, vamos a deshacer el camino y ver si podemos llegar a la entrada del parque nacional sin quedarnos sin una moto en el intento. Es muy gracioso ver a Jorge correr al lado de su moto en cada cuesta arriba, y algo menos ver a la pobre Alba tener que subir la mayoría andando, pero Ángela y yo vamos tirando, lentas pero seguras, y no tenemos que parar en ningún momento. Cuando menos nos lo esperamos ya hemos llegado a la puerta y nos dirigimos a un buffet libre que hemos visto por el camino: todo lo que puedas comer por 55 baths (1'48€). Todo está un poco insípido, pero con la ayuda de salsas y especias, comemos hasta estar llenos. Allí conocemos a un italiano y a un brasileño, que hablan español entre ellos para entenderse, y nos dicen que hay una entrada al río con "free tubbing". Después de darle vueltas a qué significará tubbing, pensamos que pueden ser los flotadores grandes que hay en los parques acuáticos, y al llegar al río descubrimos que no nos habíamos equivocado. Es realidad, no los usamos, nos subimos a una roca a dormir la siesta. Cuando despertamos, nos han comido los mosquitos, unos mosquitos raros, ya que caían chorretones de sangre de nuestras piernas, pero no nos preocupamos demasiado por ello. Ángela y yo nos vamos a estirar la espalda y cuando estamos listos nos vamos a devolver las motos, que esta noche es la gran fiesta de inauguración de nuestro hostal, y nos han dicho que dan barbacoa y chupitos gratis.

Devolviendo las motos tenemos que esperar unos 15 minutos a que alguien nos atienda. Es increíble que dejen el local y la casa abierta durante tanto tiempo sin nadie dentro, cuando por fin llega alguien, devolvemos las motos y nos vamos a comprar una cerveza, para tomar de camino al hostal.
Una vez allí, vamos a ducharnos antes de bajar a la fiesta (que ya lleva en marcha un par de horas), pero nos toca esperar infinitamente porque no hay agua en ninguna de las duchas. Al final, llega el agua, aunque sólo hay fría, pero nos conformamos, nos arreglamos y nos vamos a la fiesta.
Mañana os contaremos que tal ha ido.
¡Un besito!
Paula🌵



3 comentarios:

  1. Pues vaya con los mosquitos raros que os dejan chorretones de sangre!!! ¿Es que ya no os queda repelente de mosquitos o q a estos mosquitos les gusta el repelente?

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  2. Por cierto, buen precio el bufett libre

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  3. Os quedaríais bien relajados con el baño en las aguas termales, un masaje después...y como nuevos.
    Fiesta, barbacoa y chupitos gratis..como lo ibais a perder!! 😉

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