What's up!
Buff... vaya madrugón malo que nos hemos pegado! Son las 4am, la recepción del hostel esta petada de los trabajadores durmiendo, nuestras maletas y nuestros espíritus rondando esperando al taxy.
Llegamos al aeropuerto internacional y vemos el último amanecer en Vietnam! Este país ha sido muy top y nos da bastante lástima marcharnos, echaremos de menos a las mamachus, a los paisajes increíbles, los phôs, etc...
Yo me eche una siestecita y me levanto ya en tierras Tailandesas, un taxi a nuestro hostal y el grupi testea las camas por una horita mientras yo investigo un poquito que hacer en la capital.
En el camino hemos visto un montón de rascacielos, grandes avenidas y "sorprendentemente" un porrón de murales colgados alabando al rey póstumo y su heredero. Así que pensamos que una buena visita no podría quedarse sin subir a una roof terrace en uno de los altísimos edificios.
Después de la siestecita nos ponemos en marcha, hace como 36 grados y la sensación térmica es de 42 grados! Nos estamos derritiendo y lo peor de todo es que por más que buscamos un sitio cutrecillo para comer, no encontramos nada. Al final nos apeamos en un restaurantillo de mala muerte, que ni es barato, ni la cantidad es grande... Pero como echábamos de menos los Pad Thais!!!!
Para moverse por la ciudad descubrimos que lo mejor es andar y coger ferrys. Así que nos dedicamos a encontrar el ferry local y por 15 Bahts nos recorrimos medio río Chao Phraya, el río que sirvió en la antigüedad para ayudar a los servicios comerciales de la antigua capital del reino, Ayutthaya.
En el ferry empezamos a ver las vestimentas de la gente que va a la zona de el palacio real, todos van vestidos de negro, bien tapaditos y todo para guardar el luto por Bhumidol Adulyalej ( o como quiera que se escriba, ya se podría llamar Juancar o algo así!) Y nosotros bien descocados, con nuestros uniformes de backpackers y gemeliers 😯
El gran palacio es increíble, todo lleno de lujos y un montón de pagoditas y templitos, lleno de oro, Budhas tumbados, de jade.... O eso es lo que dice la guía... Como buenos ahorradores y puesto que era muy tarde para entrar a visitarlo, lo vimos por fuera... Y el muro que lo rodea es bastante blanco impoluto y alto. Pero desde las diferentes puertas vimos algún recobijo del complejo. Aunque eso si, nos lo pasamos en grande pretendiendo ser reyes y haciendo bromas con los locales sobre los piercings de las chicas 🐮
No nos lo esperábamos, pero la ciudad está llena de MacDonalds y Seven Elevens ( una cadena de supermercados), en cada esquina, cada 200m. Así que nos compramos un refrigerio y charlamos con una New Yorkina ancianita que estudia los entresijos del masaje Tailandés. Nos cuenta que deberíamos ir a ver el mercado de flores y Chinatown, así que nos ponemos a ello. El mercadito está cerrando y solo vemos cuatro flores arrugaditas y un tuktukero muy majete que se ofrece a llevarnos a un rascacielos por 150 Bhats.
Muchos de los rascacielos de Bangkok tienen terrazas en los tops para tomarse una cerveza o unos cócteles por un precio razonablemente caro ( unos 20$), pero nuestra research sobre la ciudad surgió efecto y vamos a el Club 47, una terracita en el piso 47 de la United center Tower, en la que no hay dress code y con nuestras pintas de viajeros nos permiten pasar.
Las vistas son increíbles!! Todo Bangkok a nuestros pies, rascacielos por todos los lados, sesión fotográfica de la puesta de sol, el río a lo lejos y una jarrita de cerveza a precio de pinta inglesa, pero deliciosa 🍻
Ya de noche nos acercamos al mercado nocturno de Nana, el barrio de Bangkok para adultos. Un Pad Thai y algún que otro espectáculo y hora de volver al hostal!
Una rata se hace amiga de nuestras pezuñas y las cucarachas voladoras asoman a la hora de dormir, pero llegamos sanos y salvos a nuestro congelador dormitorio!!
Buenas noches y hasta pronto,
Jorge 🐐
Buff... vaya madrugón malo que nos hemos pegado! Son las 4am, la recepción del hostel esta petada de los trabajadores durmiendo, nuestras maletas y nuestros espíritus rondando esperando al taxy.
Llegamos al aeropuerto internacional y vemos el último amanecer en Vietnam! Este país ha sido muy top y nos da bastante lástima marcharnos, echaremos de menos a las mamachus, a los paisajes increíbles, los phôs, etc...
Yo me eche una siestecita y me levanto ya en tierras Tailandesas, un taxi a nuestro hostal y el grupi testea las camas por una horita mientras yo investigo un poquito que hacer en la capital.
En el camino hemos visto un montón de rascacielos, grandes avenidas y "sorprendentemente" un porrón de murales colgados alabando al rey póstumo y su heredero. Así que pensamos que una buena visita no podría quedarse sin subir a una roof terrace en uno de los altísimos edificios.
Después de la siestecita nos ponemos en marcha, hace como 36 grados y la sensación térmica es de 42 grados! Nos estamos derritiendo y lo peor de todo es que por más que buscamos un sitio cutrecillo para comer, no encontramos nada. Al final nos apeamos en un restaurantillo de mala muerte, que ni es barato, ni la cantidad es grande... Pero como echábamos de menos los Pad Thais!!!!
Para moverse por la ciudad descubrimos que lo mejor es andar y coger ferrys. Así que nos dedicamos a encontrar el ferry local y por 15 Bahts nos recorrimos medio río Chao Phraya, el río que sirvió en la antigüedad para ayudar a los servicios comerciales de la antigua capital del reino, Ayutthaya.
En el ferry empezamos a ver las vestimentas de la gente que va a la zona de el palacio real, todos van vestidos de negro, bien tapaditos y todo para guardar el luto por Bhumidol Adulyalej ( o como quiera que se escriba, ya se podría llamar Juancar o algo así!) Y nosotros bien descocados, con nuestros uniformes de backpackers y gemeliers 😯
El gran palacio es increíble, todo lleno de lujos y un montón de pagoditas y templitos, lleno de oro, Budhas tumbados, de jade.... O eso es lo que dice la guía... Como buenos ahorradores y puesto que era muy tarde para entrar a visitarlo, lo vimos por fuera... Y el muro que lo rodea es bastante blanco impoluto y alto. Pero desde las diferentes puertas vimos algún recobijo del complejo. Aunque eso si, nos lo pasamos en grande pretendiendo ser reyes y haciendo bromas con los locales sobre los piercings de las chicas 🐮
No nos lo esperábamos, pero la ciudad está llena de MacDonalds y Seven Elevens ( una cadena de supermercados), en cada esquina, cada 200m. Así que nos compramos un refrigerio y charlamos con una New Yorkina ancianita que estudia los entresijos del masaje Tailandés. Nos cuenta que deberíamos ir a ver el mercado de flores y Chinatown, así que nos ponemos a ello. El mercadito está cerrando y solo vemos cuatro flores arrugaditas y un tuktukero muy majete que se ofrece a llevarnos a un rascacielos por 150 Bhats.
Muchos de los rascacielos de Bangkok tienen terrazas en los tops para tomarse una cerveza o unos cócteles por un precio razonablemente caro ( unos 20$), pero nuestra research sobre la ciudad surgió efecto y vamos a el Club 47, una terracita en el piso 47 de la United center Tower, en la que no hay dress code y con nuestras pintas de viajeros nos permiten pasar.
Las vistas son increíbles!! Todo Bangkok a nuestros pies, rascacielos por todos los lados, sesión fotográfica de la puesta de sol, el río a lo lejos y una jarrita de cerveza a precio de pinta inglesa, pero deliciosa 🍻
Ya de noche nos acercamos al mercado nocturno de Nana, el barrio de Bangkok para adultos. Un Pad Thai y algún que otro espectáculo y hora de volver al hostal!
Una rata se hace amiga de nuestras pezuñas y las cucarachas voladoras asoman a la hora de dormir, pero llegamos sanos y salvos a nuestro congelador dormitorio!!
Buenas noches y hasta pronto,
Jorge 🐐
Es muy grande Bangkok! Tendréis muchas cosas que ver ¿os quedáis varios días
ResponderEliminarallí?,o va a ser una visita rápida...
Muy bonitas las fotos, estáis muy guapos y lo bueno, es que en dos meses que lleváis de viaje,estáis siempre contentos y sonrientes.