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jueves, 2 de marzo de 2017

Día 28: Coyotes, impuestos, acampada y Bagan.


What's up?

Dónde nos quedamos?

Ah ya! Nos quedamos esperando un autobús que nos llevase a coger el sleeper bus dirección Bagan. Unos pitiditos y nos montamos en una moto sin rueda trasera, en vez de eso lleva un remolque molón con un altavoz y como no, lo damos todo, aunque fuese solo por medio kilómetro.

En cuanto nos montamos en el bus, todos prestaban atención a mi historieta sobre coyotes chupamanos y autobuses nocturnos birmanos. Eso supuso una leve distracción de la carretera peliaguda que estábamos atravesando, las curvas, baches y demás hicieron los horrores y mareos de alguna muchacha.

Cuando nos bajamos en la primera parada fue una bendición para Alba y Angela, habían pisado tierra firme! Unos snacks propuestos por la tendera hicieron el resto de la parada más amena ( nuestra gran cena!!)

La siesta que me eche fue grande o corta, nose como pero cuando abrí los ojos eran las 3 de la mañana y ya habíamos llegado a Bagan. Después de la confusión el driver nos dijo que era nuestra parada y según nos bajamos del bus hay como 300 tuktukeros y taxistas esperando a hacerse de oro. Javi empieza a regatear y trapichear con los locales, incluso le ofrecen tickets de Bagan a buen precio, pero de eso no nos fiamos. Sacamos un buen precio ( aunque caro) y el taxi arranca, pero a 200 metros paramos ya que hay un control en el que nos hacen pagar el impuesto revolucionario de Bagan para turistas : 25000 Yks por persona.

Por fin vemos el cartel de nuestro motel, abrimos la valla y no encontramos por ningún lado a un recepcionista ni seguridad, bueno si que vimos unos pies de alguien tumbado pero queríamos pasar la noche en el suelo de la terraza metiditos en el saco y acurrucaditos, así que no le despertamos.
               

Ya son las 6am y el manager nos despierta dándonos la buena noticia de que nuestras habitaciones están listas!!!
Así que otra siestita, una sesión de lavandería y algún desayuno y alé todos listos para la excursión del día.

Alquilamos unos motos eléctricas, sin marcha ni nada, nos cuestan unos metros para hacernos a ellas, como Alba no quiere conducir pillamos solo 3, así que habrá que repartirse el peso.

               

Hasta la hora del almuerzo no paramos de visitar pagodas y ver otras cuantas desde las motos. Casi todas las pagodas están construidas con ladrillo, sin mucha decoración dorada, aunque las hay también. Algunas tienen unos frescos impresionantes, parece que el tiempo no ha pasado por este rincón de Myanmar, no hay construcciones modernas ni casitas ni hoteles, es una estepa rojiza con helechos, árboles-cactus, palmeras... Y las pagodas picudas.

La atmósfera es increíble, al ser motos eléctricas, pocos ruidos se escuchan, en alguna zona oímos a los monjes budistas rezando las lecturas budistas, lo que, personalmente, hace que te sientas en un lugar único en el mundo.

Un dato informativo: en 2016 hubo un terremoto importante en esta zona del planeta que produjo algunos daños a edificios históricos, a pesar de ser inapreciables en el exterior, parece que, en el interior de alguna de las pagodas que visitamos, si que sufrieron los temblores . Por esa razón nos encontramos con alguna pagoda envuelta en andamios de caña de azúcar ( o eso creemos), lo cual dificulta ver las cúpulas y picos pero que son llamativas por la complejidad de los propios andamios.

La moto que lleva Javi y Paula empieza a perder batería y tenemos que volver a que nos la cambien, pero solventado los problemillas volvemos a los caminos de arena. Llegamos a un templo que nos hace pensar si se construyó antes o después de encajar en sus salas a budas gigantes en diferentes posturas.

               

Comer comimos, Alba tuvo que pedir otro plato ya que el suyo no la gusto y a mi la sopa de pollo y noodles me pareció demasiado a sopa de verduras, no estaba mala pero no era lo que me esperaba. Quien no arriesga no gana y esta vez me tocó compartir mis sobras con Ang. Javi con sus noodles y Paula con su tempura de berenjena tan contentos!

Se nos empieza a hacer tarde, el recorrido tendría que acabar con nosotros viendo la puesta de sol en una de las pagodas más grandes de la zona, pero en nuestra ruta de la tarde, y desde el asombro y la locura de pagodas que vamos viendo, Paula y yo divisamos a lo que parece una personita subida al tejado de una pagoda, y pensamos que podría ser mejor spot para ver el sunset.





Al final sobre las 6 llegamos con nuestras motitos a la pagoda del tejado, pasamos por unas escaleritas con el mind you head   en nuestros pensamientos y ahí nos encontramos, con las mejores vistas 360 de Bagan. Miremos donde miremos vemos picos de pagodas, templos gigantes y el sol poniéndose. Lo mejor de la jornada se hizo esperar, pero creerme, es algo que hay que vivir.

          

La tontería empieza a surgir con el cansancio y después de parar a ver los colores del anochecer en otro complejo de   pagoditas, nos vamos al hotel. Pillamos unas cerves y planeamos la ruta de mañana, el wifi es pésimo y decidimos que lo mejor es llenar la andorga y descansar por una vez.

Nunca nos habían puesto pincho de antes de comer, y como pincho me refiero a unos cacahuetes. Empezamos a comer y con nuestro salero y chistes birmanos, no nos hace falta pedir mas cacahuetes. El camarero, uno más de las personas Birmanas que quiero adoptar ( ya son 243), nos pone más y más cacahuetes. Pero cenamos más cositas, no penséis. Un gato se sienta con Alba y la alergia la visita de noche, así que no más gatuelos para Alba.

Y por fin la hora de dormir, no sabemos aún como ir hasta myawaddy, solo que van a ser como dos días de viaje hasta que lleguemos nuestro destino, empezando pasado mañana. Así que  empecemos a descansar lo que no dormiremos en unos días.

Hasta la próxima!!

Jorge 🐐

2 comentarios:

  1. Menudo ritmo!! Los cascos para las motos son de diseño!!!

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  2. Bonito día: motos, pagodas, puestas de sol, gatitos y cacahuetes...se puede pedir más? 👏👏



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