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viernes, 4 de agosto de 2017

Últimos vídeos

Aquí os dejo los últimos vídeos resumen del último mes por el otro mundo...

Os echo de menos chicos 











Javi 👳🏾

miércoles, 3 de mayo de 2017

DÍA 90. Último día en otro mundo.

Hoy todo son malas noticias. Nadie está preparado para esto.
Es día 90.
Llueve.

Paula y yo damos vueltas en la cama sollozando hasta que vienen los amiguis y nos hacen compañía. Salimos a la terraza pero está todo mojado, ¡hoy no podemos ni desayunar felizmente!
Qué tipo de castigo es este...
Encontramos una sombrilla que nos sirve de paraguas y barajamos opciones para el día de hoy. ¿Esperar a ver si deja de llover? ¿Comprar cervezas para todo el día? ¿Nos hacemos tatuajes?
Esperaremos al resto a ver qué opinan.

Mientras tanto me voy con Paula al supermercado​ a comprar alguna cosillas de comer para que prueben los hermanos. Qué majas somos.

Volvemos y muy decididas (ella decidida a acompañarme), cogemos la moto hacia la tienda de tatus pero está cerrado. ¿Será una señal?

Volvemos al hostel, ya están todos despiertos. No está claro el plan de hoy, lo que si es que no apetece mucho ir a la playa a mojarse el culo en la arena.
Vagueamos un poquito y decidimos   volver a la tienda una vez más, ir a comer y hacer un pequeño guateque final de despedida.

Llegamos y nos abre el padre del tatuador que está limpiando y poniendo ofrendas en el pequeño altar. Llama a su hijo que está aún en la cama y mientras nos da charlita. Pide alguna foto y nos enseña bien orgulloso las obras maestras de su hijo.

Llega el momento. Estamos casi todos como una gran familia en ese pequeño cubículo (sólo falta Jorge que se ha quedado practicando ukelele).

Me tatuo y duele mucho, mucho más de lo pensado. ¡Pero merece la pena porque me encanta!
Ahora es más fácil adivinar quién no se ha tatuado a quién sí.

Nos vamos a comer que he sudado mucho y el hambre aprieta. Jorge y Javi no tienen hambre y empiezan con las cervecitas. Boris, Jack y nosotras vamos al Campur-Campur, que se ha vuelto nuestro restaurante de confianza de estos días.

Llegamos al hotel y nos falta tiempo para animarnos, unas cerves, musiquita, bailes, baños en la pisci... A Boris le encanta el reggaeton, ¡es demasiado gracioso!



Entre tanta tontería va pasando la tarde y ya de noche nos vamos a cenar nuestras últimas delicias. Además unos postres maravillosos para poder desayunar mañana algo dulce en un día que será algo amargo. 😂

Una vez terminamos de cenar estamos k.o. Gastamos demasiada energía diariamente y a ciertas horas las pilas se terminan.
Han llegado al hostel nuestros amigos Amrei y Bill, charlamos un poco en las hamacas y nos despedimos. Ha sido guay conocerles y pasar estos ratitos con ellos.



Nos vamos a la cama. Nadie tiene la sensación de que esto se ha acabado. Después de tantos aviones, autobuses, trenes, barcos... que nos han llevado a tantas aventuras y nos han dado tantas experiencias es muy raro pensar que mañana cogemos el avión que nos devuelve a casa.

A pesar de que mis queridos amiguis ya se han puesto romanticones en sus últimos blogs, yo, la vaga de la escritura, soy la responsable del último. Así que algo tendré que hacer y que mejor que entrevistas personales. Aquí están reflejadas las respuestas de cada a uno cuando les pregunto por los sentimientos a día 90 de esta maravillosa experiencia.

Paula:
-¿Pero esto va a quedar registrado? Ha sido una experiencia increíble y hoy tiene que ser el colofón final antes de volver a nuestras rutinarias vidas, que no tienen nada de rutinarias porque no tenemos ni trabajo ni nada. Habrá que buscar un futuro. Aparte de eso, este viajazo ha merecido mucho la pena, hemos conocido a un montón de gente estupenda y visitado lugares que nunca olvidaremos. Ay, 😢.

Javi:
-Mmm, no se, estoy pensando. Va a quedar muy cursi. Me siento agradecido de haberos conocido y haber hecho este viaje. Me quedo con ganas de hacer más.

Jorge:
-No se. Voy a pensar... Titirititi... Pienso que aunque hayamos recorrido muchos kilómetros juntos aún nos quedan muchos más por explorar (Bueno, los kilómetros no se exploran...). Pero sí, ha sido una aventura maravillosa, no solo por lo que hemos visto, si no lo vivido y conocido.

Alba:
-Pero por qué tengo que expresar mis sentimientos, ¡si no me sale! (Lo siento Alba, todos vamos a pasar por esto). Estoy nerviosa, no quiero que acabe. No puedo parar de pensar en qué pasará después.

Ángela:
-Oh vaya, lo malo es que también me toca a mi. Es difícil explicarse. Somos muy afortunados de haber vivido una experiencia así, nos va a acompañar toda la vida. Hemos aprendido y disfrutado mucho. Esto se acaba pero vendrán otras cosas que nos enseñarán más aún lo increíble que es el mundo.


Es curioso, la otra pregunta que les hago a todos y a mi misma, claro, es con qué nos quedamos de todo, sólo una cosa. Todos contestamos lo mismo, con matices y pequeñas diferencias, pero en resumen lo mismo.
Nos quedamos con esta amistad. Que, aunque ya era única en Londres, estos meses de convivencia, diversión, cansancio, decisiones, situaciones difíciles... sólo la han hecho más fuerte.
Desde el momento en que nos bajamos del taxi en medio de la locura del bazar de Nueva Delhi hasta los días de relax sin mover la maleta en Bali no hemos parado de aprender (más de lo que habíamos pensado) y disfrutar juntos.

Antes de empezar mucha gente nos advirtió que sería duro viajar tanto tiempo en grupo. Después viajando conocimos gente que empezó en grupo y terminó sola. Muchos viajeros solitarios se sorprendían al vernos y nos preguntában como lo llevábamos.
Tras tres meses de darnos las buenas noches, los buenos días y acompañarnos hasta al baño, podemos decir que estamos más que felices de habernos encontrado unos a otros y haber tenido esta oportunidad para compartir juntos.


Además, hablando de amigos, lo más bonito de viajar es todas aquellas personas que conoces por el camino. Unas se quedan más que otras pero todas cuentan. Cada aventura y experiencia sirve para aprender, avanzar y disfrutar más.
Hemos conocido grandes amigos que nos llevamos para siempre.


Gracias a todos los que nos habéis seguido, ha sido un placer compartir un poco de nuestra vivencia. Ojalá leernos os haya dado ganas de viajar y ver este mundo que tanto tiene desconocido.

Gracias sobre todo a todos los papás, mamás y herman@s que tuvieron algo de miedo cuando nos íbamos, que pensaron que estábamos locos cuando se enteraron y que luego nos apoyaron en todo. Sabemos que aunque nosotros no queremos que esto se acabe, ellos nos esperan entusiasmados, con los brazos abiertos y esperando para oír tantas cosas que les contaremos.
Pueden estar orgullosos, hemos disfrutado, nos hemos cuidado mutuamente y hemos explorado un mundo diferente. Nosotros estamos más que contentos de saber que podremos contar con ellos siempre (yo preparo el terreno que el mundo es muy grande 😂).


A punto de dejar caer una lagrimilla me despido algo triste pero muy feliz.
Ahora nuestros caminos se separan pero los cinco pertenecemos a una inolvidable etapa de la vida de cada uno.


Nos vamos a echar mucho de menos.

Án ☀️

Día 89: vamos a la playa

Buenos días, última entrada que escribo...parece que no va a ser fácil levantarse dentro de unos días y no tenerles cerca. 

Al final no hemos pasado nuestros últimos días en una villa que tanto había pedido pero bueno este hostal es algo como lo que quería. Ya dijo Angela que tienen habitaciones decentes, una piscina, dos supermercados para comprar desayuno y snacks, unos puestos nocturnos para cenar y estamos a mitad de camino de todas las playas ¿Qué más se puede pedir?

Nos levantamos con la calma, Paula y Angs son las más madrugadoras y al poco nos unimos Jorge y yo. Alba, Jack y Boris van apareciendo con cuentagotas.
Vamos desayunando y miramos a que playa podemos ir. Alba, decidida a hacerse un tatuaje, tiene que estar en la tienda antes de las 5pm así que ya tenemos un plan del día. 
Como siempre, terminamos de prepararnos sobre las 12 y salimos rumbo a una nueva playa. Antes de empezar el camino paramos en un supermercado a comprar agua y sacar algo de dinero. Jack y Alba hablan con una pareja que les dicen que hay policías en la ruta que están parando turistas para sacarle los cuartos. Ya nos habían avisado que suele pasar eso con los turistas así que no nos arriesgamos y decidimos ir a otra playa, la península está llena de ellas así que sin problemas. 
Volvemos al mismo restaurante que comimos ayer, pues la comida esta rebuena y es bastante barato. Con la panza bien llena, tomamos camino hacia Green Bowl beach, una playa con una gran retails de escalones para acceder a ella. El problema no es bajarlos, que un poco si, es subirlos pero con los trekkings que hemos hecho para nosotros ya es pan comido. 
Llegamos demasiado pronto, la marea está muy alta y tenemos que llegar a una cueva donde no llega el agua de las olas. Vamos por turnos y Alba se queda la última, con tan mala suerte que llega una ola enorme y la empapa entera, pobre aunque así no necesita meterse en el agua. 
 
Cuando llegamos nos encontramos con Amrei y ella se emociona mucho ya que nos esperaba más tarde. Su novio Bill está haciendo surf con muy buenas olas. 
Nos aposentamos cerca de ella y de dos mujeres mayores que están de viaje de placer. Rondan los 50 años y una de ellas se mete al agua con Bill para coger algunas olas. 
El resto nos quedamos totirados en la toalla intentando dormir cuando una mamachu llega y nos dice que tengamos cuidado que hay una serpiente.
 
 Boris afirma que es de agua y que no se va a mover hasta q vuelva a subir la marea. Seguimos con nuestra siesta y algunos conseguimos cerrar los ojos un poco. 

Llega la hora de que Alba  vaya a su tienda de tattoos y se marcha con Jack, Paula, Angs, Jorge y Amrei. Boris, Bill y yo nos quedamos con las dosujetes a ver el atardecer. 

Alba solo tenía que ir a darle el visto bueno al diseño pero el artista empieza a prepararlo todo cuando ella le dice que le gusta, así que en media hora ya tiene su tatuaje hecho. 
  

Mientras ellos estaban allí, el resto nos seguimos bañando en la playa. La corriente es tan fuerte que Boris es arrastrado de un lado de la playa al otro en cuestión de segundo. Bill tiene que dar un buen rodeo para poder llegar a la zona from coger la olas y poder surfearlas. Yo me quedo tranquilo en la orilla charlando con las mujeres pues no hay mucho sol y empieza a refrescar. 

De vuelta subimos las escaleras del infierno, con lo frescos que veníamos de la playa ahora estamos sudando pero el camino en moto nos refresca. Antes de llegar al hostal nos encontramos con todos que están en la tienda comprando un snack. 

Bill y Amrei se van a ducharse, cenar y prepararse para volver a nuestro hostal a jugar a las cartas. Nosotros nos quedamos de relax y nos preparamos con la calma. ¡Qué tranquilidad tenemos en el cuerpo! Ya todos listos llegan nuestros amigos y vamos a por la cena para comer todos juntos en el hostal. 
Después de la cena llega la sobremesa que a lo tonto se alarga casi hasta la 1 de la mañana, esta vez no ha habido juego de cartas pero hemos echado una noche agradable. 

Muchas gracias a todos los que nos habéis leído, como dijo Paula hace poco, habéis sido participes de este viaje, os hemos tenido cerca y a la vez tan lejos. Muchas gracias a todas aquellas personas que nos han leído desde España, UK u otros lugares de mundo. 

Una de las cosas que más voy a echar de menos es la posibilidad y la facilidad que hay a la hora de conocer gente nueva, sus culturas, sus formas de ser y sobre todo lo que nos une a todos y cada una de las personas que hemos ido conociendo a lo largo de viaje: las ganas de viajar y conocer más mundos. Nunca se me había pasado por la mente la idea de viajar solo y con este viaje iba sobre seguro porque no lo iba, iba con mi familia. Aquella que formamos en Londres y a traspasado muchas fronteras, muchos momentos y que les llevaré conmigo este donde esté. 

Porque los amigos es la familia que se elige y quién sabe dónde estaremos dentro de 10 años, pero pase lo que pase siempre estaréis conmigo. Gracias por todos los momentos que hemos vivido y por los quedan por vivir. 

Os quiero

Javi 👳🏾

Día 88: otro día más de playa

Buenos días, 
Nos despertamos otra mañana más en Ungasan, volvemos a nuestra terraza a desayunar con la calma como todos los días desde que llegamos a esta "villa".

Durante el desayuno elegimos playa nueva, ha que todas están cerca, vemos la ruta y allá que partimos. Hoy toca Geger Beach. Cogemos nuestras motos y ponemos rumbo a la playa. A 2 min de la playa hacemos una parada para comprar algo de snack y unas cervezas para echar la mañana.

Aparcamos la moto en un descampado pues en la entrada hacia la playa nos querían cobrar parking y nosotros que no estamos como para tirar los dineros decidimos aparcarlas ahí. 
Llegamos a la playa y a todos nos viene la imagen de Benidorm, hoteles en primera línea de playa con sus tumbonas privadas e incluso sus parcelas de playa privada. La playa es tan grande que decidimos andar un poco para evitar tanto turismo. Llegamos a una caseta donde había una familia hindu con un poco de sombra de árboles así que nos aposentamos allí. 

Hoy hace mucho calor, es insufrible, Javi y Jack no pueden moverse de la sombra. El resto está entre sol y sombra. Nos damos un par de baños pero el agua está algo revuelta y nos dan revolcones. Todos tienen el pelo lleno de arena pero sobre todo Jack, que tiene una playa en su cabeza.  
 

Llega la hora de comer y el sol aprieta más y el hambre empieza a surgir en nuestros cuerpos. Recogemos el chiringuito y volvemos a las motos para comer algo. 

En la calle de nuestro hostal vamos buscando un sitio nuevo para comer, Boris que va en el medio del grupo, empieza a gritar el nombre de un sitio que el conocía. Dice que es 3B, así que probamos. Resulta ser una especie de buffet, donde eliges el tipo de arroz y los acompañamientos. La comida está muy rica y es bastante barato. Disfrútamos del almuerzo y nos vamos al hostal a descansar un poco. 

Después de una pequeña siesta, nos tomamos un café y echamos la tarde noche en la piscina. Bill y Amrei nos preguntan por el plan nocturno y deciden unirse. Mientras ellos llegan, nos vamos preparando: una ducha para estar limpios y quitarnos la sal y el cloro. 

Vamos a cenar a nuestro restaurante de confianza y de ahí marchamos a Balangan Beach, hoy toca hacer una hoguera nocturna en la playa. 

Llegamos y Jack, Boris, Bill y Alba se van a buscar leña por la zona. El resto nos quedamos tumbados esperando a que llegasen. Alba fue la alumbradora de la búsqueda porque toda la leña que trajeron no era normal. 
La entrada de la playa tiene unas escaleras así que Bill pide mi ayuda para acercar la carretilla hasta la orilla.

Boris y Jack comienzan a preparar el lugar donde estará nuestra hoguera. Encienden el fuego con la pulsera de superviviente de Jack y nos sentamos todos alrededor de ella, contemplándola y hablando de diversas cosas. 

 

 

Bill y Amrei se marchan un poco antes que nosotros, pues están bastante cansados. Nosotros aguantamos un poco más hasta que la marea empieza a llegar hasta la hoguera y la lluvia quiere abrirse camino. 
La lluvia no llego a descargar nada de agua así que llegamos al Hostel secos. 
Estamos muy cansados así que nos vamos a dormir. 

Buenas noches 

Alba 🦄 
Javi 👳🏾
 

Día 87. Chapuzones lavadora, un guateque y el lobo feroz! Y una pequeña despedida de un señor 🐐

What's up!

Ya llegó el día, mi última entrada del blog! O eso creo...

Da pena pensarlo, pero la vida es dura y bueno... Aunque sea, disfrutaremos al máximo estos últimos días que nos quedan por este otro mundo que hemos estado descubriendo por tantas semanas.

El día 87 lo dedicamos a explorar, un día más, las playas de la península del sur de la isla de Bali.

Aunque queramos dormir más, el despertador automático que tienen nuestras cabezas nos levantan sobre las 8 y a algunos incluso antes. Nos preparamos unos caféses y teses y comemos las sobras de martaraks y pancakes de la cena de ayer.

La echamos larga en la sobremesa del desayuno, Jack ya nos va conociendo las costumbres.

Cuando creemos que estamos listos, avisamos a Boris y le vamos a buscar a la playa donde estuvimos ayer. Parece una playa completamente diferente, la marea está alta y no queda casi orilla, es increíble cómo cambia la naturaleza.



Nos damos unos bañitos lavadoras, las olas que hay son inmensas y hay muchísimas corriente, es un paraíso para los surfistas, no creo que los turistas de Benidorm lo apreciarán tanto.


Todos practicamos un poco de slackline y después de un aperitivo y unas coca colitas nos vamos a comer.
                        


                                                         
Tenemos que coger las motos y las conducimos hasta el restaurante de ayer que nos pilla de camino a la otra playa que queremos visitar hoy.

La playa Jinbaran se hace de esperar, Boris se muda a nuestro hotel por que es más céntrico y claro... Tiene piscina! Así que mientras el mueve bártulos, nosotros aprovechamos la piscina y montamos un guateque!

Pero nos apetece mucho el rollito de la playa, así que cogemos los ukeleles, las cartas y bruum hasta la Jimbaran. Cuando vamos a aparcar las motos, un gorrilla nos dice que tenemos que pagar por sus servicios, así que como buenos ahorradores movemos las motos 10 metros más arriba.

Esta playa mola por que es de arenita y la marea está muy baja, pero hay bastante gente. El aeropuerto está cerca y no nos queda otra que pensar que en unos días estaremos volando desde ahí cuando vemos aterrizar y despegar aviones.

Hacemos un poco la croqueta, nos enarenamos y enseñamos nuestras habilidades de circenses que hemos aprendido estos meses a nuestros amigos los guiris.

Nos marcamos unas cancioncitas con los ukeleles y, cuando ya no hay más luz que aprovechar nos vamos al hostal. Pero antes Javi tiene una bronca con el gorrilla de antes, nos quiere cobrar por aparcar... Pero ni de coña, ya estamos muy resabiados y salimos pitando de allí.

Después de cenar en nuestros puestos de costumbre, pillamos unas Bintang grandes y quedamos con Amrei y Bill, un Australiano y una Austriaca muy majos que se unen a nuestros juegos de cartas.

Pasamos como 3 horas jugando a Pueblo duerme, nos lo pasamos genial descubriendo quien es el lobo y quién el hada.

Y ya es hora de irse a dormir...

Hoy no puedo decir lo de Hasta la próxima, no hay nada que me de mas pena que no poder escribir otro blog y manteneros informados de nuestras andanzas sudesteasiatiquenses.

En realidad lo del blog es más tontería, no me creo que haya volado el tiempo tan rápido, parece mentira que hace tres meses nos bajáramos de aquel taxi Hindu y descubriésemos el callejón donde realmente empezó todo.

Pero si, el tiempo voló y nosotros con el, hemos explorado y descubierto tanto que, ni los sueños más profundos de algunos se acercar
ian a las realidades y aventuras que hemos vivido.

India es una realidad y personas, Mianmar es la espiritualidad de sus rincones, Vietnam son paisajes llenos de colores, Tailandia, la emoción de la aventura, Malasia es un sueño donde vivir e Indonesia es infinito más allá de sus playas.

Todo con una pizca de sal y un puñado de amistad han convertido este viaje en un sueño hecho realidad. Habrá que despertarse algún día, y aunque sea pronto, hemos conseguido que todo fuese perfecto, sin fisuras, todo lo que habíamos imaginado, conseguido.

Hasta siempre,

Jorge 🐐



Día 86: Balangan Beach

Buenos días.
Despertamos en un hotel muy mono con piscina en un pueblecito que no estamos seguros de como se llama. Lo que sabemos es que estamos al sur de Bali, en el centro de una península pequeñita llamada Bukit.
Aún no estamos seguros de si este será el último de los casi 40 hoteles en los que hemos dormido durante los últimos meses, pero anoche, hablando con unos argentinos que se alojan aquí, nos aconsejaron quedarnos aquí hasta el final e ir visitando las distintas playas en vez de coger un hotel en una de ellas, así que puede que sigamos su consejo.
Mientras desayunamos, nos acordamos de que tenemos la henna que compramos en Kuala y nos ponemos a tatuarnos unos a otros. Varias horas, y 18 tatuajes después, decidimos que es momento de ponernos en marcha y, al menos, ir a comer.
De camino a la playa Balagan encontramos un restaurante con buenos precios y buena pinta, y decidimos bajarnos de nuestras motos. Resulta, que además de ser restaurante es un "children centre", y unos niños muy educados vienen a saludarnos estrechándonos la mano y llevándosela a su carita. La comida, aunque se hace esperar, está muy rica; y una vez llenos los estómagos nos vamos a la playa.
El camino en moto es precioso, rodeados de vegetación. Y en unos 10 minutos llegamos a un descampado donde aparcamos y bajamos por una colina hasta la playa.
La marea está baja, y la playa es muy amplia. Las olas son enormes, y se ven un montón de surferos disfrutando de ellas. Damos un paseo y descubrimos una especie de piscina natural, formada al haber bajado la marea así que dejamos nuestras cosas en la orillita, y procedemos a bañarnos. 

Aunque el agua está muy tranquila al ser estancada, hay corrientes muy frías y otras mucho más calientes. Cuando llevamos un ratillo bañándonos, avistamos una cabellera larga y rubia al horizonte y empezamos a gritar: ¡Boris! ¡¡Boris!! Sabíamos que nuestro amigo Neoyorquino estaba por aquí, pero no pensábamos que fuera tan fácil encontrarlos por sorpresa. Rápidamente, Boris se zambuye en el agua y nada hacia nosotros. Pasamos un ratito compartiendo nuestras últimas aventuras mientras vemos atardecer y salimos a la orilla con la intención de volver al hostel. Por el camino, ¡encontramos una slackline! Jack no se lo piensa y sube, y los demás le seguimos, por turnos, intentando aprender. A Boris le encanta, es la primera vez que lo hace y empieza a pensar en comprarse una. Un ratito después, Jorge, Javi y yo decidimos irnos a descansar, mientras Jack, Boris y las chicas siguen practicando un poco más.
Javi coge la moto de Jack, que no tiene luces y así al menos vamos Jorge y yo iluminando su camino. El camino transcurre perfectamente, despacito y con buena letra, hasta que de repente vemos una moto con luces justo detrás de nosotros: ¡han adelantado a Javi! Deceleramos para que nos adelante a nosotros también y nos damos cuenta de que ¡es él!¡ De repente le funcionan las luces! El camino se hace mucho más fácil desde ese momento.
Un rato después, llegamos al hotel y nos vamos a cenar a unos puestitos de cerca: una sopa, unos noodles y un martabak. Todo muy barato y delicioso.
Descansamos un poquito en las tumbonas frente a la piscina y a dormir.
¡Buenas noches!

Paula.🌵

Pd. Este es el último blog que escribo: ¡qué pena! Todo el viaje ha sido una experiencia inolvidable, y a través de esto hemos podido hacer partícipe de cada momento a todos los que nos habéis leído. Hablando con algunas personas de mi familia, me he dado cuenta de que nunca antes habían estado "tan cerca" de mis amigos: muchos de ellos me preguntan cosas en concreto, como si hubieran estado presentes en cada momento, y es que, en cierto modo, así ha sido. Y aunque nunca se hayan llegado a conocer, a través de cada texto han ido descubriendo la personalidad de cada uno de nosotros, se han reído, se han emocionado, y han vivido cada una de nuestras aventuras. Y no creo que eso sólo haya pasado en mi familia. Así que muchas gracias a todos por leernos, por cada uno de vuestros comentarios y por hacer que la idea de hacer un blog haya salido a delante.
También tengo que agradecer a las cuatro personitas que me acompañan. Por hacer cada momento tan increíble, por hacerme reír a carcajadas, por ser como son y haberme hecho ser yo misma. Aunque los sitios visitados hayan sido increíbles, las ciudades impresionantes y la naturaleza maravillosa, nada de esto habría sido lo mismo sin vosotros.  Os quiero muchísimo. 

lunes, 1 de mayo de 2017

Día 85. Mount Batur, mercadito y de camino a Uluwatu.

¡Buenos días!

Nos costó un poco decidirnos pero al final nos hemos apañado para hacer una rutita en moto hacia el monte Batur, para ver el volcán situado al lado del lago.
Nos ponemos pronto en marcha para que cunda el día y allá vamos.

Tenemos un camino de una horita hasta allí. Hoy vamos en motos al viewpoint donde podemos disfrutar de las vistas. Nos ahorramos el trekking no por falta de ganas si no por tiempo. Dejamos atrás el pueblo, miles de templos, otros pueblecitos, zonas muy bonitas... Yo voy con Paula disfrutando del paisaje y ya les encontraremos más adelante.

Subimos grandes cuestas, menos mal que estas motos tienen algo más de fuerza y no nos toca empujarlas como en otras ocasiones.
Una vez cerca de la zona nos paran en una casetilla en medio de la carretera para hacernos pagar. De eso nada. No hay entrada, ni letrero, ni siquiera es una zona delimitada. Nos insisten varias veces para que paguemos pero a estas alturas ya no nos la cuelan. Seguimos como si nada, aparcamos y buscamos algún punto donde poder ver todo. Es muy bonito. Hay pueblecitos en la ladera de los volcanes, a la orilla del lago.



Al lado de la terraza donde estamos escuchamos a unos cachorritos llorones y no podemos irnos sin verles. Hay tres hembras jugueteando y descubrimos cuatro o cinco machos en una jaula tapada con plásticos. Parece que las chicas se han escapado. Están todos alborotados y nos imaginamos lo peor. No parece que estén cuidados o que alguien se vaya a preocupar de ellos. Nos ponemos a investigar y descubrimos otra jaula más con un perrito enfermo y otro muerto. Es horrible, queremos sacarlos a todos. Jorge abre la jaula de los machos y coge a uno marroncito adorable que se pone súper contento a juguetear.


Que mala suerte que aparece el hombre y nos mira muy mal. Además aunque no habla casi inglés nos dice que metamos a los perros y nos vayamos. Una pena...
Volvemos hacia Ubud para ver el mercado de la ciudad y comer algo.

No sabemos bien donde esta pero vamos a la zona y nada más comer descubrimos calles y calles llenas de puestos y gente.
Decidimos separarnos que es imposible ir todos juntos. Y lo que es una vueltecita tranquila por un mercado se convierte en una divertida aventura en la que Paula y yo no dejamos de reírnos.
Que majos son los locales, sobre todo las señoras intentando vendernos de todo. Las mejores son las que te susurran el precio y te dicen que te hacen oferta especial solo a ti y tu tienes que susurrar para poder regatear.
También están las desagradables que te echan a patadas y te dicen que vayas a comprar al supermercado.
Sea como sea merece la pena.

Nos cuesta un poco encontrarnos y cuando estamos juntos los chicos quieren ir a visitar a la señora del puesto de la que nos hemos hecho amiga, que hace buen precio.

Se nos va haciendo tarde así que nos dirigimos al hostel y por el camino, después de dejar las motos encontramos un taxista que nos deja barato el camino hasta Uluwatu y quedamos con el un ratito después en el hotel.
Llegamos a coger las maletas y a reservar algun hotel por esa zona y al taxi.

Uluwatu es una zona del sur de Bali, en la península de Bukit, famosa por sus playas de surferos. Nuestro hotel está en el centro de la península, a 20 minutos de las playas en moto.
Tardamos una horita y media y llegamos. Nos cuesta un poco encontrar el hotel pero un chavalito de aquí nos ayuda amablemente.

El hotel está genial, piscina, terraza y habitaciones en condiciones. No es la villa de Bali de la que tanto habló Javi pero no está nada mal. Sobre todo en comparación con los dorms en los que hemos estado.
Dejamos todo en las habitaciones y nos vamos a unos puestos de al lado a cenar algo.
Comemos martabak telor, que es una especie de empanada frita con huevos, vegetales... Y de postre telang bular, dos crepes gigantes con chocolate, azúcar, peanuts, leche condensada. Delicia pura. Es flipante como se apaña el tío para hacerlo todo a la vez.Y de verdad, ¡de lo más rico que he probado!
Cenamos en la terraza y dejamos las sobras para el desayuno, que es demasiado.

En este hotel se está de maravilla, creo que prolongaremos la estancia hasta el final.

Buenas noches.

Án ☀️

Día 84: Acelera un poco más

Buenos días desde Ubud, 
Hemos conseguido un hostel algo más barato de lo debería ser pero tienen mal puesto el precio en la página así que genial. 

Desayunamos en el hostel, teníamos café y té incluido pero el café de aquí no pasa por filtro y los posos se quedan y es disgusting. 
Después de desayunar vamos a alquilar unas motos para movernos por Ubud que está todo cerca pero no tan cerca. 
Tomamos camino a nuestro primer destino, los campos de arroz. Después de unos 20 min en moto con algo de tráfico llegamos a los campos de arroz. Un paisaje increíble, todo muy verde. Empezamos el trekking bajando escaleras, como la mayoría de los que hemos hecho por el otro mundo, comenzando la cuesta encontramos una barrera con un señor que nos pide un donativo como entrada. La barrera era un pene 😂 aquí tiene obsesión con el miembro viril. 

Seguimos nuestra ruta, el calor hace que Alba de maree un poco y tenga que comprar una Coca Cola en uno de los puestos del campo. Cuando va a pedirla le dan la Coca-Cola y un gatito, como una tapa española pero viva. La señora no nos deja quedárnoslo pero jugamos mucho con el pequeño. 

 

Después tocaba un poco de energía para el cuerpo adi que nos paramos en uno de los restaurantes que había justo enfrente. Mientras esperábamos la comida nos acercamos a una tienda de al lado. ¡Qué nos gustan las compras! Así que nos gastamos los cuartos y vamos a comer aunque después de comer también volvemos a la tienda para acabar. 

Una vez listos, nos dirigimos al templo Tirta Empul, un templo Hindu famoso por sus holy spring water ( agua purificadora) con el ritual que conlleva ser purificado. Consiste en ir pasando por todas las fuentecillas y rezando en cada una de ellas. 
En la entrada del templo nos hacen precio al ser tantos y pagamos solo 5/6 entradas. Al ser un templo religioso tenemos que ir cubiertos de cintura para abajo y algo de los brazos. El mismo templo te dejaba unos sarones, un pañuelo grande para cubrir las piernas, así que cogemos uno y nos lo colocamos, vamos todos muy guapos! 


Nos adentramos en el templo y nos apetece hacer el ritual de purificación ora llegar limpios a España, ya nos queda muy poco 😭😭
 
Así que vamos a los baños a cambiarnos, podemos llevar el bañador pero tenemos que ir cubiertos por lo que las chicas sacan su pañuelo de la mochila y yo alquilo uno que tenían ahi. Y nos adentramos en el agua, un poco fría pero bueno todo sea por purificarnos. Vamos pasando por todas las fuentes pero antes preguntamos cuál podíamos y cuál no, para no hacerlo mal. Cuando acabamos nos cambiamos y vamos a ver el templo por fuera. 
 
Después de un buen baño toca tomar un café o un té así que vamos a las plantaciones de café de la zona, tienen a las pobres civetas encerradas. Se trata de alimentar a los pobres animales con las semillas del café y al defecarlas las tuestan y hacen el café. Luego se llega a vender una taza de ese café por $40 en EEUU. Nosotros vimos las plantaciones, tenían café, chocolate y diversos tes. Luego los probamos pero nos negamos a probar el Kopi Luwak, el café de los animales. 
Después del café nos montamos en nuestras motos y vamos camino del mercado del que tanto nos habían hablado pero resulta que cierra sobre las 17:30/18 así que no llegamos. 
En el camino de vuelta nos encontramos con Lorena, nuestra amiga de Ho Chi Minh, Gili Trawangan...aunque en verdad ella es de Granada y nos vamos encontrando, y sus amigos Charlamos un poco con ellos y le contamos nuestro día. Ellos van a hacer lo mismo pero mañana.

Volvemos a nuestro hostal para cenar algo pero los puestos están cerrados y/o no tienen mucha comida así que compramos un par de cosas en el super y lo comemos en el hostel. 

Ya estamos listos para irnos a dormir que mañana vamos a ver una de las mejores cosas de Bali. 

Buenas noches 

Mañana más y mejor 

Javi 👳🏾

Día 83, una nueva inmersión, las pros de los hulla hops y un viaje a la época Ubud.

 What's up!!

Vaya, parece que otra vez me toca contar un madrugón! La cosa está en que queremos ver a tiburones y no vamos a permitir que se nos pase el momento!

Todo comenzó cuando hicimos el curso de Open Water en Koh Tao, todo el mundo nos dijo que si íbamos a Indonesia teníamos obligatoriamente que hacer buceo en las islas Gili, y esa fue una de los principales motivos por los que vinimos.


Hace un par de días preguntamos a que hora partía el barco para bucear en la zona de tiburones, nos dijeron que a las 9. Evidentemente ayer nos quedamos dormidos, así que hoy me despierto bien prontito para poner el móvil a cargar para que pueda sonar la alarma y hacer submarinismo!

Nos levantamos y Ang, Javs y yo hacemos las maletas, bajamos a desayunar y enseguida nos ponemos las maletas y nos dirigimos a la escuela de Buceo, dónde conocemos a Michelle. El va a ser nuestro guía en la inmersión y parece que es majete!

 Después de un briefing muy cortito y contarnos dónde vamos a ir, nos montamos en el barco con todo el equipo. Ya tenemos el traje de neopreno puesto, las bombonas y el equipo de respiración.

En nuestra fun dive nos va a acompañar también Dimitri, un Ruso mayorcete que no sabe hablar muy bien inglés pero que parece muy pro del buceo. Nos cuenta que ha hecho inmersiones en todo el mundo, incluso en Rusia con José cuantos menos grados!

Nos morimos de ganas de llegar, Michelle nos explica que tenemos que ir todos a una, ya que en estas aguas hay muchas corrientes y es un poco más difícil conseguir la flotabilidad neutra.

El barquito es muy chiquitito, así que la inmersión va a ser marcha atrás estando sentados, es una chulada. Nunca lo habíamos echo y nos encanta.

La cuenta atrás 3, 2, 1... Y Pumba! Ya estamos en el agua. De repente Michelle está muy excitado, un segundo en el agua y ya ha visualizado una manta raya! Lleva mucho tiempo buscando una, y cómo está muy excitado nos hace bajar corriendo a lo profundo. Desinchamos los equipos de respiración y ya estamos bajando.un poco de ecualización y listo.


Aunque algo sale mal, Ángela no consigue ecualizar bien debido a la tos que la tiene en vela desde hace unos días. Nosotros mientras vemos la manta raya y una tortuga verde, y Michelle sube a buscar a Ángela. Pero el dolor de oídos que tiene no la deja sumergirse. Una auténtica pena, nosotros lo sentimos por ella, pero ella lo siente mal, no va a poder hacer la inmersión hoy.


Empezamos a bucear y nos encontramos con peces de todo tipo, Ángeles, peces payaso...

De pronto, Michelle nos señala debajo de un coral gigante que hace una forma de cueva, nos hace el gesto del tiburón, poniendo una mano abierta en la frente. Antes de meter la cabeza en la cueva, vemos a un tiburón blanco nadando alrededor, cuando desaparece, metemos la cabeza en la roca y ahí está el otro. Es una pasada estar tan cerca de un tiburón, no es gigante pero tampoco pequeño y tiene una mirada bastante amenazadora, aunque él está a su rollo y nosotros no le molestamos mucho.

Vimos varias tortugas verdes, peces de todo tipo que ni siquiera conocíamos de su existencia e incluso un calamar más raro que un canguro volador...

Pero pronto lo bueno se acaba, las inmersiones es lo que tiene... En cuanto acabas con el oxígeno de tu bombona, toca subir a la superficie y como siempre... Sobran las palabras y basta con un gran WOW para expresarte.

Javi y yo lo sentimos muchísimo por Ángela que no lo pudo disfrutar y ella aún más, pero la salud es lo primero. Después de escuchar historias de Michelle, nos queda claro que bajo el agua lo mas importante la salud. El es fotógrafo profesional de la National Geographic, haciendo un reportaje hace años tuvo un problema con los oídos al cargar la cámara y no poder ecualizar los oídos. Tuvo que pasarse un mes entero sin bucear, que no solo es su profesión, sino que también es su pasión.

Al regresar a la escuela, lavamos los trajes y nos cuenta cositas que nos pueden interesar para nuestro próximo destino, Ubud.

Recogemos las maletas y nos encontramos con Jack, Paula y Alba.
Ellos han pasado la mañana aprendiendo trucos con los hulla hops! Y parece que se les da muy bien!


Nos compramos un picatoste y al barco. Habíamos pagado un fast boat y lo que nos encontramos es una patera.



 Nos montamos con unos 20 más con maletas y Backpacks, casi no entramos. Pero gracias a Dios solo nos recoge para llevarnos hasta el gran barco a unos 200 metros. Un saltito y ya estamos en el buen barco, siesta, libros, tonterías... Y llegamos al puerto de la isla de Bali.

Una furgo nos espera, empezamos el camino hasta el pueblo de Ubud y nos vamos quedando sin palabras por los increíbles paisajes que vemos.

Cuando llegamos a Ubud nos encontramos con el primer Indonés desagradable, no le gusta que no queramos contratar un taxi para llevarnos al hostal y nos dice que ese es su país!

Pero bueno, cosas que pasan. El hostal es increíblemente chulo, al igual que este pueblo en mitad de la isla. Esta lleno de templos pequeños en cada casa, cada paso que damos es más bonito y nos impresionan las figuras geométricas que utilizan para decorar los templos, puertas, etc.


La gente del hostal es majísima. Nos ofrecen unos cafés y nos comentan un poco que podemos hacer. A partir de aquí el día transcurre como si nos hubieran pegado una paliza, estamos muy cansados así que nos vamos a comer a unos puestos callejeros cerca del hostal y volvemos a echarnos una siestecita.

 Vaya pereza de tarde! Pero la necesitábamos. Cenamos en los mismos puestos, es muy barato y nos llenamos rápido con unas martabac, una especie de masa que la fríen con huevo y cebolletas dentro, esta delicioso. Además de algunos típicos fritos del país como banana, tofu y tempet.



Con la tripa llena, volvemos al hostal y montamos un buen girigay comentando anécdotas, riéndonos y pasándolo genial!

Sobre la 1 am nos damos cuenta que se nos ha pasado la hora y que hay que dormir que mañana toca descubrir el pueblo y queremos estar muy activos que hay muchas cosas que hacer!

Buenas noches y hasta la próxima!

Jorge 🐐

domingo, 30 de abril de 2017

Día 82: de paseo por Gili Meno

Hoy por fin nos levantamos sin hora, pero tampoco muy tarde porque nuestro desayuno gratis de pancakes y café ☕ se termina a las 9 y media, ¡y no podemos fallar!
Nos lleva mucho rato estar todos listos, nos lo tomamos con mucha calma. Cuando estamos todos listos nos vamos en busca de un atm para sacar dinero, pero cuando llegamos no hay efectivo💰, así que tenemos que esperar a que rellenen la máquina de billetes💸. Esperamos durante más de media hora, y mientras tanto nos ponemos a charlar con unas chicas que están en nuestro mismo hostal, y al final lo conseguimos, la máquina está lista y podemos sacar dinerito. Después de una larga espera, y ya siendo casi medio día, nos vamos a buscar un buen lugar donde ponerse en la playa que no esté lleno de corales, que duelen mucho y no son nada cómodos, y por suerte muy cerca de donde estamos, encontramos una pequeña playa que parece que está bien. A pesar de eso, Jack y yo queremos hacer slackline así que decidimos seguir caminando por el camino principal del pueblo para encontrar dos árboles perfectos donde poner la cuerda, y nos encontraremos todos dentro de un rato después de que los demás​ se den un baño🏊. Justo antes de irnos aparece una señora muy simpática con una cesta llena de fruta, y después de un poco de regateo y secretismo con la mujer, Án le compra una piña 🍍 a buen precio.
Nosotros nos vamos a ver qué nos encontramos por el camino. Después de media hora caminando, con un calor imposible de soportar y sin encontrar nada, decidimos que lo mejor es parar en el chiringuito que tenemos al lado y comer o beber algo, la mejor opción es un curry para él y un batido de frutas para mi,¡no apetece ni comer con este calor! , es mejor algo refrescante.
Al terminar, volvemos por el camino por que habíamos venido, desistimos de buscar los árboles perfectos, y vamos en busca de los demás. Muy poquito después los encontramos viniendo hacia nosotros, y tienen hambre, así que volvemos al chiringuito y nos sentamos todos a comer. Una vez todos cómodos y con el estómago bien lleno, seguimos caminando hacia delante por el camino por que no habíamos seguido antes, queremos ver el lago que aparece en el mapa, y ¡vaya decepción! Un lago muy sucio y muy feo, al que a penas nos queremos acercar de lo mal que se ve.
Continuamos un poco más hasta que se nos va haciendo tarde, así que cogemos un atajo por calles en medio de la isla para llegar al otro lado y estar más cerca de nuestro hostel. Una vez allí, encontramos una playa rápido, muy cerca y con la arena bastante limpia, y plantamos las toallas. Una vez todos asentados, Javi, Jorge y Paula se duermen un rato la siesta; Jack se pone a hacer manualidades con un palo y una navaja; y Án y yo nos vamos por la orilla en busca de conchas y corales bonitos.


Al rato de estar allí, empezamos a ver cómo hay tormenta al fondo de la isla más cercana a nosotros, y cómo bastante rápido se va acercando, tan rápido que dejamos de ver la isla 🏝, así que recogemos nuestras cosas y nos vamos al hostal a refugiarnos. Tan pronto como llegamos, empieza a diluviar🌧, y lo único que podemos​ hacer el empezar a ducharnos🚿 y a arreglarnos. Solo esperamos que cuando acabe de llover, nos podamos ir a cenar. Todos ya listos, nos vamos a cenar al mismo sitio de ayer, era barato, los camareros eran majísimos, y además sabemos que vamos a tener nuestro concierto personal por segunda vez. Y así es, en cuanto llegamos nos reciben con mucha alegría, y cuánto pedimos la comida, ek chico coge la guitarra🎸y se pone a tocar. Nunca antes habíamos escuchado a nadie cantar así, de verdad nos emocionamos.
Al terminar, nos despedimos de nuestros amigos y nos volvemos al hostal. Al llegar tienen una pequeña fiesta montada, y nos invitan a quedarnos, son todos muy majos, pero estamos demasiado cansados, así que nos vamos a dormir.


Buenas noches,
Albi 🦄

viernes, 28 de abril de 2017

Día 81: Descubriendo Gili Meno.

¡Buenos días!
Nos despertamos bien prontito que hay que desayunar, hacer las maletas, y a las 8:30 tenemos que estar todos listos para ir al puerto a coger un ferry.
El problema es que en esta isla no hay un puerto como tal, ya que subes y bajas de los barcos desde la playa, y no tenemos muy claro desde qué punto de la playa saldrá el nuestro. Pero después de preguntar un par de veces llegamos a un pequeño local donde se compran los tickets.
35.000 rupias menos por persona después, estamos listos para irnos a la isla de enfrente (esa a la que ayer llegaron Jorge y Javi nadando desde la playa), cuando nos dicen que nuestro barco aún no ha llegado que tenemos que esperar unos 40 minutos. ¡Y nosotros madrugando y dándonos prisa!
Ángela aprovecha este rato para hacer cuentas, que ya algunos escasean de dinero por lo que los demás les debemos. De repente, todos los turistas de alrededor se revolucionan: parece que ha llegado nuestro barco.
Como he dicho antes, no hay puertos en esta isla, así que vamos todos a la playa. Un señor llama a los que van a Gili Air (la isla que no es tan turística como Gili Trawangan, ni tan de relax como Gili Meno) y el barco se llena. Los demás, esperamos un largo rato, hasta que la gente se empieza a movilizar y a subir en otro barco, así que allí vamos nosotros: metemos los pies un poco en el mar, damos unos pasitos por el agua y ¡alehop! al barco, aunque es un pocomas difícil con el peso de la maleta a la espalda.
De repente, Alba nos llama desde abajo, diciendo que a Jack y a ella no les dejan subir, y que se tienen que ir al barco de los de las Gili Air ¡Pero si en este hay un montón de sitio! Bueno, nos veremos al otro lado.
El camino se hace corto. Muy corto. No podemos creer que hayamos llegado a nuestro destino sobre las 10 de la mañana del mismo día, es extraño no haber perdido días por el camino así que decidimos aprovecharlo.
Primero vamos a nuestro hostel, se llama EcoHostel, y pronto descubrimos que no es solo un bonito nombre. Está todo construido con bambú, lo llevan voluntarios y se toman bastante en serio los temas ecológicos, tanto, que los baños son secos. ¿Alguna vez habéis usado un baño seco? Es una especie de trono, con un agujero debajo, bastante hondo. Después de usarlo, echas un par (mínimo) de cucharones de arena y cierras la tapa. Eso, después, se usa para hacer abono para las plantas. Curioso, ¿eh? Hay que decir, que aunque no huele bien del todo, huele mejor que otros baños en los que hemos estado en estos 80 días.






Esperamos a que nos den nuestra habitación en un área común con muchas hamacas, guitarras y puffs; y decidimos ir a la playa a pasar la mañana. Preguntamos en el hotel que dónde están las playas de las postales, y nos dicen que un poco más al norte, no muy lejos. Así que nos dirigimos allí.

Vemos una playa bastante limpia, y con un trocito en la sombra en el que tumbarse, y aunque está llena de corales muertos, nos quedamos aquí. Nos damos unos baños y tomamos el sol hasta que llega la hora de comer. Alba y Jack han visto un sitio barato cerca del hotel y vamos allí. Tardan muchísimo en traer la comida, pero al final merece la pena: todo está muy rico.
Después de comer, nos vamos a dormir la siesta a la playa, hasta que los chicos se despiertan porque les caen piedrecitas en la espalda. ¿Estará lloviendo coral?
Hablamos de mil temas diferentes y jugamos a todos los juegos de cartas que se nos ocurren y nos vamos al hotel a duchar. (Las ecoduchas son más normales, si os lo estáis preguntando: las paredes están echas de bambú y el agua sale directamente de un tubo, sin alcachofa ni nada.) Al salir de la ducha diluvia, mucho. Así que nos quedamos en la zona común esperando a que escampe y nos vamos a buscar un sitio en el que cenar. Tras un paseíto encontramos uno llamado Familly Restaurant, dónde hay wifi, platos deliciosos y concierto en directo del hombre con mejor voz que hemos escuchado en la vida. ¡Y sólo para nosotros!
Después de cenar nos vamos a casita, y a dormir. ¡A ver cómo va esto de dormir en las mosquiteras, sin pared ni nada!

¡Buenas noches!

Paula 🌵

jueves, 27 de abril de 2017

Día 80. De resaca en las Gili.

Nada más abrir los ojos y mirar a Paula nos empezamos a reír, vaya noche graciosa la de ayer. Entre bailes, piñas, tatuajes y piscinas, llegamos a la habitación y solo tuve fuerzas para tirarme en la cama.

Es pronto pero la luz no nos deja dormir así que curiosamente nos despertamos todos con la idea de desayunar e intentar echar otro sueñecito con la tripa llena.

Cada uno cuenta sus batallitas y sus anécdotas de la noche y vuelta a la cama.
No recuerdo haber pasado tanto calor tanto tiempo sin descanso. Ni en la cama con el ventilador en frente se puede respirar.
Yo no consigo dormir pero al menos descanso y al rato empezamos a prepararnos para ir a la playa.

Antes de llegar nos dividimos para comer algo, unos quieren pizzas y otros prefieren comida más local así que ya nos veremos luego.
A pesar de que no es la playa más limpia de mundo, el agua es la más azul y cristalina que hemos visto hasta ahora.
Para mí el agua está demasiado caliente, para otros es la temperatura perfecta. Nos damos unos bañitos, paseamos a por un helado, unas cocacolas...



Jorge encuentra un par de cocos y cuando consigue abrir el primero está podrido. Se motiva con el otro y una vez a punto de probar el agüita de dentro se me ocurre olerlo. ¡Huele a muerte! Lo vacía entero al lado de las toallas, dice que soy una exagerada, y nos deja un asqueroso olor a podrido que no soporta nadie...

Es momento de ukelele, nos motivamos un rato hasta que es totalmente de noche y no vemos nada.Recogemos el chiringuito y nos vamos a dar una duchita al hostel.

El calor es insoportable, ni siquiera una ducha de agua fría nos refresca.
Vamos al mercado a cenar y poco después Paula y yo nos retiramos echas polvo a dormir.
El sueño y el calor han podido con nosotras...

Ha sido un día de relax dentro se nuestro ajetreo constante así que de vez en cuando no viene mal.

¡Buenas noches!

Án ☀️

miércoles, 26 de abril de 2017

Día 79: Playa, tortugas y fiesta

Buenos días, 
Hoy toca amanecer en Trawangan, por primera vez en mucho tiempo no me toca decir que tenemos que hacer maletas y marchar a otro lugar. 
Nos vamos despertando poco a poco, el calor es insoportable y solo son las 9 de la mañana. Pedimos el desayuno, aunque no hay mucho donde elegir en el menú tenemos: huevos fritos con tostadas, scramble eggs con tostadas o huevos fritos con noodless😋 

Con la tripa llena, alquilamos unas bicis en el hostel para todo el día y nos vamos a probar suerte a las playas del norte de la isla, a ver si estas no tienen tanto coral y tanta hierba en ellas. Comenzamos la ruta y el calor se nos pega mucho. En el camino nos encontramos con Lorena, nuestra amiga que conocimos en el autobús de Hoi An a Ho Chi Ming. Ya sabíamos que andaba por ahí y estábamos en contacto para vernos. Le contamos nuestro plan y seguimos con la ruta. 

Llegamos a un tramo que tiene mucha arena y nos toca desmontarnos de la bici y empujarla. Cuanto más avanzamos menos "playa" hay y cada vez más sucia así que decidimos dar media vuelta y volver al punto de snorkel que vimos un poco más atrás. Allí estaba Lorena y nos quedamos con ella.
En uno de los puestos alquilamos unas aletas, la máscara y el tubo para sumergirnos en el agua. Primero entran Jorge, Àngela y Paula y Alba y yo nos quedamos hablando un rato con Lorena y contando nuestros viajes. 
Nos decidimos a entrar y a los 5 min empiezan a llamarnos que habían visto una tortuga nadando. 🐢 Nadamos lo más rápido que podemos y allí la vemos "WOW" "BEAUTIFUL"! Que lastima que se hayan estropeado las go pro, pero nos quedamos en ellas en la mente.
Llega la hora de comer y cogemos las bicis y volvemos al centro de la isla para comer en el mercado de la noche anterior, pero es solo nocturno así que toca buscar un restaurante local. A Lorena le habían recomendado uno así que fuimos para allá. La comida no muy abundante pero muy rica. Mientras esperamos yo me pongo a jugar con los niños de la zona. 

 
Me encantan, aunque uno de ellos tiene una escopeta y se dedica a "disparar" a los caballos pero con gestos y medio palabras le decimos que no está bien. 
Luego cogen mis gafas y se las prueban. Las tengo medio rotas así que les ayudo un poco a usarlas. 

 

Después de comer, vamos a otra play más cercana aunque Jorge y yo vamos a por el equipo de snorkel que lo habíamos dejado en el puesto. 
Esta playa tiene 100m de entrada y después un gran cambio de profundidad donde se pueden apreciar muchos pececillos. Jorge sigue nadando porque su objetivo era llegar a la isla de Gili Meno, 1km de distancia entre la nuestra y esa. Yo que no sabe dónde iba, nadó hacia el y ya en mitad de camino me lo cuenta y decido acompañarlo. Tardamos 30 min en llegar y unos 40 en volver, las corrientes estaban más fuertes a la hora de volver pero lo conseguimos 💪🏾🏊🏾🏊🏼
Ya era tarde para devolver el equipo aunque Angela y Paula lo fueron a devolver y le contaron a la señora nuestra hazallaña. 

Mientras nosotros nadábamos, Paula y Àngela deciden unirse al equipo de voluntarios de recogida de basura de las playas, que estas islas están muy sucias. Como recompensa les dan una cervecita. El chico que las convence se equivoca de nombre y de repente tenemos dos chicas nuevas en el grupo, Paula y Helena de Portugal. 

Ya todos reunidos, decidimos el plan y es ir a cenar al mercado nocturno y luego a tomar algo a Rudy's. Hoy salimos de piñas y volvemos a ser El Centro de atención. Hace mucho calor y con esa camisa aún más por eso Alba decide no usarla y Jorge y yo la llevamos abierta para que entre algo de aire. Allí coincidimos con Lorena y nos quedamos hasta tarde.  
 



Es muy tarde y debemos dormir un poco que sino mañana moriremos y el calor de la habitación a las 8 no ayuda. 

Buenas noches

Mañana más y mejor

Javi 👳🏾
 

Día 78: llegamos a las Islas Gili

Nos toca despertarnos muy pronto por la mañana, ya que tenemos​ que llegar al aeropuerto para coger nuestro vuelo de las 9. Nos vamos despertando todos poco a poco y arreglandonos, menos Paula que no puede moverse de la cama, está agotadita.

Con nuestros cafés y tes en la mano salimos a la terraza con nuestro nuevo amigo Abraham, que nos va a ayudar a llamar al taxi. No sabemos si vamos a poder ir seis en un taxi, así que Abe llama a preguntar y 15 minutos después nuestro taxi está en la puerta. Después de la despedida, nos montamos bien apretaditos y nos vamos al aeropuerto.

Una vez allí comienza nuestra rutina de aeropuerto...Mirar pantallas con millones de vuelos, dejar maletas, e irnos a buscar nuestra puerta de embarque, ¡pero hoy no! Hemos llegado más de una hora antes de tiempo, así que cargando con nuestras mochilas nos vamos a buscar wifi para entretenernos y descargar música y a desayunar, y qué suerte tenemos que después de tantas veces sabemos que hay unos bollitos muy ricos y muy baratos...¡eso y un café y más que apañados!

Por fin nuestro vuelo sale en las pantallas así que embarcamos las maletas y nos vamos hacia nuestra puerta de embarque. Allí todavía nos toca esperar un ratito pero todos están muy contentos porque el wifi función rapidísimo y están descargando miles de cosas, menos yo, que parece que estoy malilla de la tripa y me paso todo ese rato dando paseítos al baño a ver si por fin se me pasa.

Llega la hora de montar al avión, y estando tan entretenidos se nos ha pasado un poco la hora, y estando en la fila para entrar hacen la última llamada para nuestro vuelo y entramos sin esperar más la cola. El vuelo transcurre con normalidad, y en unos 45 minutos llegamos a Lombok.

Desde Lombok nos toca coger un taxi hasta el puerto,y desde el puerto un barco haya nuestra isla. Lo primero es salir del aeropuerto y enfrentarnos a la avalancha de taxistas que nos quieren llevar y timar, así que escogemos a un chico joven que tiene pinta de menos timador para que nos lleve. De repente aparecen su padre y su hermano. Su padre mete nuestras maletas en el maletero y el hermano es el que conduce y nos va a llevar durante​ dos horas hasta nuestro destino, pero...¡no parece que tenga ni 18 años! Nos nos queda otro remedio que confiar en que aprendiera a conducir con 10años. Durante el camino dormimos un rato y otro rato lo pasamos viendo el paisaje a nuestro alrededor. Es todo selva frondosa y con muchos monos por los árboles y por la carretera comiendo frutas que caen de los árboles.

Cuando llegamos a la zona del puerto nos viene la segunda avalancha de locales. Unos quieren que comamos en su restaurante y otros quieren que les compremos los tickets del barco a ellos, y si pueden venderte el barco rápido que cuesta más de el doble, pues mejor. Lo intentan todo, pero venimos bien informados, así que vamos directos a taquilla a coger el barco más barato. La única pega es que hay que esperar a que se llene el aforo del barco para que salga de puerto, pero no tenemos prisa y queremos comer antes de irnos de la zona, esperaremos a que nos llamen por megafonía o uno de esos señores tan amables.

Justo después de comer y de algun que otro helado, nos vamos a esperar a la playa a nuestro barco. Enseguida lo anuncian y ya estamos alli listos los primeros para coger un buen sitio. Somos más de 40 personas en un barco con poco asiento. No sé cómo, pero al final cabemos todos y todos sentados, alguno hasta echándose la siesta sentado.

Llegamos a la isla y buscamos nuestro hostel. Está en una de las calles interiores y solo ver la entrada asusta, lo bueno es que dentro es mucho mejor, las habitaciones están muy limpias y además tenemos desayuno incluido. Dejamos todas nuestras cosas y nos cambiamos rápido, nos ponemos los bañadores y nos vamos muy rápido a buscar una playa, ¡hace un calor insoportable!

Vamos caminando por el paseo hacia una playa que nos dicen que está bien y donde podemos ver la puesta de sol, y de camino Paula y yo nos retrasamos un poco porque vemos unas cabras con unos cabritos muy pequeños, incluso uno de ellos todavía tiene el cordón colgando, y viven en medio de la isla en unas vigas de hormigón de algún edificio que se quedó sin construir, ¡son tan adorables! Seguimos de camino a la playa y al llegar descubrimos que todo el suelo es de corales muertos y blancos por los que resulta muy difícil caminar, incluso dentro del agua, y todo el agua está muy sucia de algas y llena de basura que tira la gente, todo mucho más sucio de lo que nos podíamos llegar a imaginar. Eso sí, en medio de la orilla dentro del agua hay unos columpios hechos con troncos de madera, que hacen que la playa sea más paradisíaca. Todos se meten al agua hacia el fondo, y Paula y yo nos quedamos más en la orilla. Van volviendo muy despacito y doloridos ya que el fondo del mar está lleno de corales muy puntiagudos. Al salir del agua decidimos que lo mejor antes de irnos de la playa es tomarnos una cerveza, y nos sentamos al lado de donde estamos en un chiringuito. Estamos tan agusto que se nos hace de noche recordando y contando historias de cuando estábamos todos juntos en Londres. Aquí disfrutamos de uno de los atardeceres más famosos de por aquí.



Nos empieza a entrar el hambre y nos vamos por un caminito en busca de algo que comer. Muy cerca de nuestro hostel y en el camino central de la isla encontramos un mercado local con comida. Algunos comemos en los puestos de dentro y otros en los del fuera. Javi y y comemos en un puesto donde ponen unas bolas de patata frita, que saben igual que la tortilla de patata casera y ¡y nos encanta!

Al acabar todas las cenas es hora de ir al hostal. Estamos todos muy cansados y queremos dormir muchas horas para mañana disfrutar el día.

Buenas noches
Albi 🦄



sábado, 22 de abril de 2017

Día 76: De camino a Cemoro Lawang.

¿Cómo digo esto sin hacer que nos deprimamos? ¡Nos quedan dos semanas de viaje! Y aunque en España tengamos mil razones por las que volver, tengo que reconocer que yo al menos me podría acostumbrar a esta vida. Después de esto y sin más dilaciones, ¡empezamos el día!
Despertamos en Yogyakarta. Aunque hemos estado poquito por esta ciudad me ha gustado bastante con sus mercados y sus gentes majas. Desayunamos en el hostal tortilla, tostadas o pancakes, y esperamos a que nos venga a recoger el autobús que nos llevará a un pueblito cerca del volcán Bromo, para mañana subir hasta arriba andando.
Habíamos quedado a las 8:20 con el señor que nos vendió los billetes ayer, y aunque no tenemos muy claro cuantos autobuses vamos a coger o cómo será el trayecto, lo que sabemos es que son las 8:40 y seguimos esperando. ¿Se habrá olvidado de nosotros?
Al fin aparece un ratito después, y nos acompaña a una furgoneta, en la que hay dos italianos. Al entrar, agradecemos que el aire acondicionado no esté puesto a tope, y que los asientos se reclinen hasta los casi 180 grados, y sin saber muy bien cuánto tiempo vamos a estar metidos aquí, intentamos aprovechar al máximo esta comodidad.
Cuatro horas de viaje y varios amagos de parar después, aborrecemos los asientos pegajosos y el horrible calor que hace en este vehículo. Le pedimos al conductor que pare, que necesitamos ir al baño y comer algo. Él, que no sabe nada de inglés, asiente con la cabeza y sigue su camino.
Cuando paramos, es el típico sitio para turistas que no nos gusta nada porque los precios suelen estar por las nubes y la comida no ed tan buena, o al menos eso pensamos al bajar de nuestra furgoneta y ver bastantes autobuses aparcados. En realidad, los precios no son tan desorbitados, ni parece muy turístico el restaurante, ya que ningún camarero entiende ni papa de inglés. Al final, algunos optan por dibujar en una servilleta lo que quieren y pese a que nadie daba un duro por que se hubieran enterado ¡sorpresa! ¡Lo han entendido! Compramos algunos snacks y refrigerios para combatir el calor del resto del viaje, y preguntamos al conductor que cuánto camino queda y a qué hora estaremos en nuestro destino. El pobre, nos enseña 7 dedos de su mano, lo que no nos queda nada claro es si quedan 7 horas para llegar, o llegamos a las siete... Y él no sabe decirnos.

De vuelta a la furgoneta, nos entretenemos como podemos, escuchando música, programas de radio, durmiendo...etc. No hace falta que mencione que sigue haciendo demasiado calor y los asientos siguen estando pegajosos, ¿verdad? Pues eso. Aunque en un momento se pone a llover, y para mi es un regalo sacar el brazo por la ventana y mojármelo con ese agua tan fresca y sucia. 

Después de 14 horas en esa furgonetilla, atropellamos algo. Pensamos que es una señora, y no nos sorprende mucho ya que este hombre conduce como loco (¿no he contado que solía adelantar a los camiones de cinco en cinco por una carretera de dos carriles viniendo algún coche y muchas motos de frente, no? Pues eso.) Miramos mejor, y no ha atropellado a la señora, solo a su enorme bolsa, y ella está en el suelo intentando arreglarla. El autobús avanza un metro y medio más, y para en una agencia de viajes. Estamos en Probolingo, y tenemos que bajarnos aquí para poder coger otro autobús que nos lleve al pueblo donde tenemos el alojamiento.
Un señor nos pide los billetes de autobús y empieza a vendernos excursiones, y a querernos cobrar por tickets para poder ir al volcán, pero Jorge se ha informado bien, y dice que hay alguna posibilidad de no pagar si madrugamos mucho y nos ponemos en marcha antes que el resto de turistas. Ya nos habéis hecho énfasis en varios comentarios que pensáis que somos un poquito ratas, así que fieles a nuestra fama, decimos que ya lo pagaremos en la puerta cuando vayamos a entrar al volcán, y dejamos el problema para los nosotros del futuro a ver si con suerte, sale gratis.
Jack no se encuentra muy bien, así que le preguntamos al conductor de nuestro nueva furgoneta (en la que ahora vamos con otras 6 personas) que si podemos parar en algún sitio en el camino para que coma algo y recupere fuerzas. Nosotros queríamos comprar provisiones para nuestro trekking pero no encontramos nada apetecible, mientras, Jack se toma una sopa ardiendo en menos de un minuto y volvemos a la furgoneta.
Tras un largo trayecto cuesta arriba, nos paran en una garita y dicen que hay 6 personas que tienen que pagar la entrada a la zona. Ups, parece que el futuro es ahora. Hacemos muchas preguntas, debatimos, intentamos racanear, pero nada, si no lo pagamos no nos dejan entrar. Sólo nos están pidiendo 10.000 rupias, que me da hasta vergüenza poner cuantos euros son, y llevamos un rato largo aquí parados. (¡Nuestros compañeros de furgoneta nos van a odiar con tanta parada!) Al final terminamos cediendo, y se los damos de mala gana mientras nos avisan de que mañana para ver el volcán vamos a tener que pagar 215.000 por persona.
Se suponía que el trayecto duraría entre hora y hora y media, pero al final se ha hecho algo más de dos horas. (No solo por nuestra culpa, lo prometo, también había un atasco terrible.) A las 00:04, nos paran en lo que dicen que es nuestro hotel. Yo lo describiría más bien como una casa con varias habitaciones, ya que ni tiene recepción, ni ningún cartel con el nombre del hotel, ni nada. Pero no tenemos tiempo para pensarlo mucho, por que tenemos que cenar y por aquí todo está cerrado. Preguntamos a gente de la zona y nos señalan cómo llegar a un restaurante abierto a estas horas. Tomamos lo de siempre: noodles, arroz y sopas. ¡Que raro se nos va a hacer volver a España y dejar esta comida! (Raro, pero necesario, estamos todos deseándolo).
Después de la cena tenemos que acostarnos pronto, que las alarmas suenan a las 2:00 am para iniciar nuestro trekking nocturno y poder ver amanecer desde el volcán.
¡Buenas noches!
Paula

viernes, 21 de abril de 2017

Día 77. El madrugón del año, el amanecer del siglo y el volcán Bromo 🌋!

What's up!

Abro los ojos y por una vez hago la función de despertador, las alarmas sonaron​ y tal cuál las apagamos sin querer. En vez de podernos duchar, nos tenemos que adecentar deprisita que se nos pasa la hora.


Son las 2.30 am y hace fresquito, o más bien bastante frío. Nos ponemos las térmicas y listos para nuestro trekking nocturno. Estoy más que emocionado por ver el amanecer y la zona del Bromo.

Ayer nos explicaron que aproximadamente son 9 km hasta el View Point, otros 9km para llegar hasta arriba del cráter del volcán Bromo y unos 4km hasta llegar de vuelta al pueblo.

Empezamos con muchísimas ganas a andar en la oscuridad, solo llevamos 2 linternas, pero tenemos móviles con flash para ver encima de lo que estamos pisando. La luna alumbra un pelín el camino y vemos las sombras de los árboles, un montón de estrellas y lo que parece el perfil de la montaña que tenemos que escalar para llegar al view point.

Los primeros kilómetros son por una carretera, nos encontramos a algunas bandas de turistas que se atreven como nosotros a hacer el recorrido andando, algunos jeeps de los turistas vaguetes y algunos locales montando a caballo.

Tenemos en la cabeza que en cualquier momento podemos encontrarnos a los guardias que nos pedirán los 18€ que cuesta la entrada al parque natural. Pero de momento vamos teniendo suerte y evitamos el pago.

En un momento llegamos al camino que empieza a trepar la ladera de la montaña, Áng y yo nos compramos unas bananas en un puestecito de una señora Indonesa que nos indica el camino hasta el view point.

Todo va rodado aunque ya se empiezan a notar las cuestas empinadas y Alba empieza a quedarse sin respiración. La apoyamos moralmente y  seguimos el camino. El camino desaparece cuando llegamos a la primera base. Empezamos a encontrarnos en la nada, no hay manera de encontrar el camino que sigue hacia arriba. Los demás caminantes también parece que están un poco perdidos, pero con ayuda del GPS de Javi encontramos el senderito. Seguimos subiendo y vemos una nube enorme que parece no pintar nada en medio de la nada. Parece que es la nube de cenizas del volcán y nos encanta!

El paisaje a pesar de estar oscuro empieza a tomar relieve y es impresionante. Vemos telas de araña gigantes cuando apuntamos las linternas hacia los árboles, el camino se hace más vertical y cuesta un poco subirlo, trepando rocas y atravesando por zonas en las que nos mojamos los pantalones por las plantas de helecho que están mojadas, suponemos que por el rocío.

Estamos a punto de alcanzar el punto final, oímos ruidos y parece que va a estar lleno de gente, aunque no hemos visto nada más que a dos grupos de gente haciendo el camino andando, suponemos que los jeeps llevan a mucha peña camino arriba.

Alba, Jack y Paula se toman un respiro mientras Javi, Ang y yo exploramos donde puede estar la mejor zona para ver el amanecer. Encontramos un poco más arriba una zona ideal para verlo aunque esta llena de gente, pero con un saltito a los pilares de la valla nos hacemos con el mejor punto.

Paula necesita un te caliente y suerte que hay un señor vendiendo bebidas para el frío de la mañana. Ella no se encuentra muy bien por la subida y el frío, pero después del té todo arreglado!

Esperamos unos minutitos y se hace la magia, es increible. Las luces del amanecer sobre las montañas y enfrente nuestra una explanada blanca por la niebla baja, y en medio, cuatro volcanes impresionantes, el Bromo expulsa una nube de cenizas blancas que sobresale por encima de la niebla y otro de los volcanes hecha pequeñas nubes de vez en cuando. El paisaje es indescriptible y las fotos no hacen justicia.


Es una locura, la niebla empieza a moverse y a bajar la ladera hasta el pueblo aunque no se ve nada de lo que puede haber en la explanada de los volcanes, la niebla es muy densa.


Rojos, rosas, azules, negros, todos los colores imaginables aparecen frente a nosotros, estamos disfrutando esto como enanos. Ya es completamente de día y tenemos que ponernos en marcha si queremos llegar al top del volcán Bromo. Empezamos a bajar y los ánimos están muy arriba.

Pasamos todo el camino que habíamos recorrido para subir y llegamos a los campos de cultivo del pueblo. Tienen todo muy organizadito y perfectamente estructurado a pesar de lo escarpado del terreno. Bajamos una cuesta increíble y atravesamos el mar de niebla, ya podemos ver un poquito lo que nos espera en la esplanada, es un mar de arena, un desierto negro en mitad de la frondosidad de la jungla y bosques Indonesios!

Andamos por el mar de arena sin mucho criterio, solo siguiendo las pocas huellas de caballos  que encontramos y utilizando el GPS. Llegamos a la zona donde aparcan los jeeps, habrá como unos 30000000 jeeps, pero no se ve nada más allá de 3 metros así que no parece que esté muy petado de turistas Indonesios.



Pasamos un templo muy chulo en medio de la explanada y dejamos a mano derecha una montaña que parece un volcán. Más tarde descubriríamos que es un volcán inactivo, con toda su forma de cono y las marcas de los ríos de lava que algún día bajaron sus laderas, todo cubierto por vegetación que le da un toque verde increíblemente bonito.


Al final llegamos a la falda del cráter del Bromo, es una pasada, ya no hay tantísima niebla y se puede apreciar lo precioso que es el mar de arena. Hay mucha gente andando, otros muchos cabalgando caballos montañas arriba y abajo.



Paula decide quedarse abajo, no parece un a escalada fácil y no quiere que le de otra pajarita.

Los demás empezamos a subir las escaleras del infierno, y es que, cuando llegamos arriba del todo vemos el cráter en si mismo, toda la fuerza de la tierra debajo del volcán rugiendo y expulsando humo blanco y amarillo por el azufre, se ven las grietas por  donde salen las nubes y hay algún montoncito de mierda de los turistas y locales guarretes. Además vemos un esqueleto de caballo en el top del volcán, pensamos que puede ser una ofrenda de algún local, y también localizamos una pequeña escultura de Ganesha con flores alrededor, que simbolizan el punto sagrado del volcán.


Creo que no hay nada más bonito que este punto del planeta tierra, con la naturaleza tan viva como muerta, es impresionante.


Cuando llegamos de vuelta al hostal nos damos cuenta que no hemos pagado ni un dolar Indonés por nuestra aventura, así que estamos la mar de contentos. Ya pagamos una fee de entrada al pueblo así que entendemos que es suficiente por ser gente que lo único que hacemos es disfrutar del parque natural, hacer un turismo responsable y consumir en las tiendas del pueblo.



Preguntamos por nuestro desayuno de recompensa, solo son las 9 de la mañana y nos morimos del hambre, en el hall de las habitaciones nos encontramos unos talleres con arroz, tortilla  y tempet ( masa de granitos de soja), una buena recompensa por el gran esfuerzo!

Una duchita rápida y la furgoneta está lista para salir hacia Surabaya, dónde cogeremos un avión a nuestro próximo destino.

Vaya día más largo me ha tocado escribir!!!

Hacemos una parada en Probolingo, nos encontramos a una señora mayor sentada como una reina en  a su puesto de bananas y me vende 10 bananas por 5000 dolares, todo una ganga!


El autobús que nos lleva desde Probolingo hasta Surabaya es local, dos filas de asientos una con 2 sitios y otra con 3, nos toca amontonar nos como sardinas, es incómododisimo, aunque al final encontramos la postura, unos tumbados encima de los otros. El autobús está amenizado por karaokes y señores que llevan la charanga encima, con sus bongos y guitarras se suben al bus a tocar unas cancioncillas y a pedir una propina.

Después de unas 3 horas por fin llegamos, todos los locales se ríen a carcajadas de mis plátanos Indonesios, llevan la gusta encima, son majísimos y nos ayudan en todo, a encontrar wifi, hostales, etc.

Como la búsqueda online no da resultado nos ponemos en marcha, queremos llegar a un hostal majete y parece que todos están hasta arriba. En uno de ellos nos dejan wifi y bookeamos las habitaciones, nos cogemos un taxi loco y llegamos al hostal.

Nos recibe una señora que no puede ser más amable y risueña, nos prepara unos noodles gratis, nos ve en la cara que morimos de hambre. Después de una siestecita, Abraham, un Indonés que se ha quedado atrapado en Java mientras hacia su ruta de backpacker por un problema con su tarjeta de crédito, nos acompaña a comprarnos un snack al súper. Todo el mundo nos mira con sonrisas y nos encanta. Es un placer que la gente sea tan agradable.

De vuelta al hostal, hacemos la investigación para llegar a las Gili Islands y todo listo para mañana.

Después de tantísimas horas es hora de dormir!

Buenas noches y hasta la próxima!

Jorge 🐐