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jueves, 9 de febrero de 2017

Día 8, Udaipur.

Buenas noches desde un 'rooftop' muy 'fancy' de Udaipur!

Hoy ha sido un día bastante relajado pero igualmente chachi.
No teníamos mucha prisa por lo que hemos dormido un pelín más (al final se nos ha hecho un poquito tarde, como era de esperar).

Después de leer ayer en las paredes del hostel comentarios sobre "la mejor ducha de la India", todos esperábamos una muy agradable experiencia esta mañana. Y bueno, no ha sido la peor (agua caliente-medio caliente, dependiendo de la opinión y el gusto, y con presión aceptable) pero de maravillosa nada. Vamos, te duchabas tú, el váter, el lavabo, el espejo, tus toallas, etc... Pero en fin, tampoco es que seamos muy exquisitos. 😊
Hoy ha sido día de colada, alguno apurando al máximo toda la ropa ha tenido que usar el derecho y el revés... Y no digo más!😂 La próxima vez calcularemos mejor, pero ya está todo limpito.

Hemos desayunado muy tranquilamente en una terracita y cuando hemos conseguido espabilarnos nos hemos puesto en marcha.
Udaipur es una ciudad curiosa, ciertos sitios no parecen pertenecer al mismo país en el que llevamos ya una semana de aquí para allá. Es turístico, más que el resto, eso o que estamos más concentrados todos en la misma zona. Pero no sólo por ver más gente que resalta entre tantos indios, si no por los hoteles alrededor del lago, el ambientillo que hay cuando ya ha anochecido...

En mi opinión es una ciudad bonita y con encanto, supongo que tiene algo que ver que me encantan las ciudades con agua; lagos, mar, ríos... Y, aunque determinadas zonas, pierden un poco la esencia tan única de la India, sólo hace falta  caminar unas calles para que desaparezca esa sensación.

Tan así es que subiendo la callecita de nuestro hostel, yendo hacia el City Palace y los bazares, encuentras mini comercios llenos de cosas hasta arriba en los que no caben ni los trabajadores (aunque normal porque cada minuto que pasas ahí dentro aparecen tres hombres más deambulando sin tener mucho que hacer, o eso parece), hay vacas, toros, mucha gente y sobre todo muchas, muchas motos y tuc tucs pitando cada 3 segundos. Y de repente entre tanto jaleo y ruido te encuentras con un templo bastante grande (Jagdish Temple) que no te cuadra nada que esté ahí pero ahí está!



Pues bien, justo aquí hemos empezado nuestra visita. Como siempre, hemos dejado nuestros zapatos en la puerta, en un zapatero. Y como siempre al recogerlos nos querían cobrar, pero sólo a nosotros, por intentarlo que no sea, pero nada ya vamos aprendiendo.

Dando una vuelta por el sitio un papá con sus dos hijas me ha pedido si podía hacerme una foto a mi con su bebé, una niña de poco menos de dos años. Cómo es normal al principio estaba asustada pero al final he conseguido sacarla una pequeña sonrisa que me ha conquistado.

Después hemos paseado por el City Palace, un recinto situado en una orilla del Lago Pichola. En su época (siglo XVII) fue palacio, orientado hacia el este para que sus habitantes pudieran rezar a Surya, el rey del Sol. En la actualidad cuenta con un hotel y un museo. La zona trasera  donde los jardines y pequeños templos da al Lago, al oeste, lo que ofrece unos preciosos atardeceres.

Tras salir otra vez a una de las calles principales empezábamos tener calor, pero no calorcito de primavera, calor de 30 grados! No me quiero imaginar cómo puede ser esto en verano!
Llegados a este punto sólo decir que 30 grados es mucho, pero los prefiero antes que los 0 de Madrid... Quién no!
Camino a un templo un poco retirado y no muy conocido hemos ido bajando por las callejuelas y preguntando por este sitio. Después de mucho andar, jugarnos la vida cruzando calles y rechazando a millones de transportistas para llevarnos lo hemos encontrado y vaya desilusión! Aún no entendemos porqué era un punto en nuestra ruta de la visita.
Pero bueno, al menos nos ha ayudado para ir haciendo hambre! Hemos entrado a un sitio muy indio-local de la zona de la que no hemos tardado más de 1 minuto en salir despavoridos por las cucharas en la pared.

Tras esta experiencia, el calor y el hambre nos hemos decidido a coger nuestro primer tuctuc. Bastante divertido, un poco justo para cinco pero tiene su gracia.

Hemos comido un poco más de picante, masala y, como punto a destacar, unos singulares rollitos de primavera rellenos de nuddles que nos nos esperábamos.
Al salir hemos ido a parar a una escuela de arte donde un chico muy majo nos ha invitado a ver su exposición de pinturas y su taller. Muy interesante saber cómo sacan los colores naturales o químicos o como lo hacen.

Y para ir cerrando nuestro día unos cuantos bazares por aquí y por allá, intentos de timo, intentos de regateo, algun pequeño capricho... y al hostel.

Hemos descansado cada uno a su rollito tranquilamente, hemos buscado el hostel de mañana y poco más...
Jorge y Paula han propuesto una carrera de sacos y luego me han dejado a mí sola en la competición así que aún tenemos algo pendiente...


Y con esto y poco más me despido hasta el próximo día.
Mañana a madrugar un poco para ir Pushkar .

Cómo pasa el tiempo, ya llevamos unos cuantos días dando botes y aún no soy consciente del todo de que ya estamos aquí. Eso sí, estoy disfrutando al máximo.

Un beso muy fuerte a todos.

Án☀

3 comentarios:

  1. ¡Qué bonito todo! Se os ve muy contentos, a seguir así.
    Ángela, creo que de ésta vas a superar tu miedo a las vacas. Las de Moral te van a parecer terneritos.
    Besitos a todos. Muaccccc.

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    Respuestas
    1. Eso creo yo, o eso espero! Que hay algunas por aquí con unos cuernos que madre mia... 😂

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  2. Una de las cosas que más me gusta es el tuctuc, (moto-carro). Aunque parece que no han pasado la ITV.

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