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viernes, 14 de abril de 2017

Día 66: Visitando Kuala Lumpur.

Despierto en Malasia. Parece mentira que después de dos años esté otra vez aquí. Remoloneo todo lo posible, y al final bajamos a desayunar, ¡que hoy está incluido! La verdad es que no es nada del otro mundo, café, té, tostadas, mantequilla y mermelada. Pero menos es nada.
Ayer, Jorge y yo habíamos planeado un día estupendo por Kuala Lumpur, lleno de visitas. Por la mañana, íbamos a ir a las Batu Caves, después, comer por el centro e ir a la torre KL, como se tarda un rato en subir, ya estaría a punto de atardecer y podríamos ir a ver las Petronas de noche. Todo era precioso, pero no va a poder ser. Como Javi se cayó hace un par de días rompiendo su móvil, tiene que ir a ver si lo puede arreglar. Además, parece que no funciona la única Go Pro que seguía viva, y sin Go Pro, no hay vídeos para vosotros, queridos lectores, así que... Pasamos la mañana intentando solucionar problemas tecnológicos. El resultado después de cinco horas en el área común del hotel, es poco mejor que cuándo habíamos empezado, y como el hambre aprieta vamos a por algo de comer.
Atravesamos el mercado chino: muchísimos puestos con todo tipo de falsificaciones. De repente no vemos a Javi, nuestros caminos se han separado y no hay forma de llegar al otro lado de los puestos que es dónde él está. Al final, sigue nuestras voces y nos volvemos a encontrar.

Cuando (por fin) paramos a comer, probamos comida malaya mientras un señor nos mira y nos explica cómo se come cada cosa. Al final, nos da un papelito con su dirección y dice que si vamos a su ciudad nos podemos quedar en su casa; y que si tenemos cualquier problema le mandemos un sms, que él nos llama.
Al terminar me voy con Jorge a comprar unas sandalias que había visto al pasar. Cuestan 20 ringgits, y como no tengo cambio le doy un billete de 50, y empiezo a ver que la cosa se está poniendo rara cuando sólo me devuelve 25. Le digo que no, que me tiene que devolver 30 y dice que no. Él ya tiene mi billete guardado y dice que no me va a dar más dinero, cuando le digo que me lo devuelva, que ya no quiero las sandalias. El hombre sigue insistiendo en que no me va a dar mi dinero y me arranca los 25 ringits de mis manos, diciéndome que me vaya del puesto sin nada. Después de varios gritos, y un momento bastante tenso, varios turistas empiezan a acercarse y al final consigo mi billete de vuelta, 50 Ringgit son poco más de 10€, pero no iba a dejar que me robaran así. Me acabo de dar cuenta de que cuando siento que me van a quitar algo que me pertenece me las apaño para recuperarlo, ya me ha pasado varias veces en los últimos meses.
Después nos juntamos con los demás para ir al Heli bar, que está en la azotea de un rascacielos, y desde allí se puede ver gran parte de la ciudad. Por el camino, nadie quiere llevar la botella de agua, y nos inventamos un juego: ir lanzándonos la botella de unos a otros y al que se le cae al suelo pierde puntos. A veces somos como niños, divirtiéndonos con las cosas más simple, pero nos encanta.
Cuando estamos a punto de llegar, vemos una cara conocida. ¡Que sorpresa! Es Andrea, una chica noruega que conocimos hace casi dos meses en Joipur (India). ¡El mundo es un pañuelo! Parece mentira ver de repente por la calle a alguien que conociste en un país tan lejano, sin tener ni idea ni de que estaba en el mismo país que nosotros. Está con Matilda, una chica de Suecia, y después de hablar un ratito, averiguamos que están buscando el mismo bar que nosotros, así que damos unas vueltas hasta que lo encontramos y subimos.
Una vez allí, nos hacen comprar alguna bebida antes de poder subir a la terraza, lo más económico es una pinta de cerveza por unos 7€, ¡y eso que es Happy hour!, la mayoría pedimos eso. Los últimos pisos hay que subirlos andando, pero una vez arriba ha merecido la pena: se ve toda la ciudad a nuestro alrededor. Todas las mesas libres están reservadas, así que pregunto a un camarero y dice que nos podemos sentar en la que queramos hasta que vengan los clientes. Elegimos una especie de sofás con vistas a las torres Petronas.


Y aquí, entre charlas y fotos se nos hace de noche, por lo que decidimos ir a ver las Petronas iluminadas. Con sus 452 metros de altura, las Petronas fueron el edificio más alto del mundo entre 1998 y 2003, (hoy en día, siguen siendo las torres gemelas más altas del mundo). Seguimos el camino que nos dictan los móviles de Andrea y Matilda, por el interior de varios edificios. Es raro hacer un camino tan largo pasando de un lado a otro sin pisar la calle, pero supongo que tiene su explicación, ya que así es mucho más fácil recorrer la ciudad en época de calor extremo, o de monzones. Al final, llegamos a una especie de centro comercial dónde Jorge pregunta cómo llegar a las torres Petronas y le señalan una salida, que da a una placita con unas fuentes de colores. Estábamos acordándonos de que la última vez que vimos una fuente así acabamos empapados bailando cuando nos damos la vuelta y...¡estamos saliendo de las torres Petronas! Nos quedamos un rato disfrutando del espectáculo de música, y agua de colores; y nos vamos a ver las torres desde el otro lado.

Después de las fotos de rigor, nos vamos a cenar. Tenemos mucho hambre, pero todo por la zona parece carete, así que nos dirigimos (por los mismos túneles bajo edificios) a Jalan Alor, ayer ya comimos aquí y nos gustó a todos. El camino se hace bastante mas largo de lo que pensábamos, y cuando ya estamos casi llegando el GPS sólo nos indica rutas erróneas, pero al final llegamos. Nos sentamos en el primer restaurante que vemos y pedimos, (bueno, la mitad de la mesa pedimos, a la otra mitad no le dejan pedir hasta un buen rato después, cuando nosotros ya tenemos los platos en la mesa) arroces y noodles varios.
Después de la cena, nos despedimos de Matilda y Andrea y nos dirigimos al hotel, al menos es un paseo conocido y esta vez no nos perdemos. Aquí, estamos pasando un rato en la zona común aprovechando en Internet y ahora nos iremos a dormir.

¡Buenas noches!

Paula 🌵

1 comentario:

  1. Paula, qué bien defiendes tu dinero, menuda fiera!����. Que casualidad, y qué ilusión encontrase con gente conocida. Muy bonitas las fotos. Habéis arreglado la go pro? ...echamos de menos los vídeos.

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