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viernes, 14 de abril de 2017

Día 68. Otro viaje en avión, mi ciudad ( GeorgeTown) y muchos graffitis 🖌

Nos levantamos prontito y después del trajín de hacer las maletas, nos marchamos "definitivamente" de Kuala Lumpur.

Kuala es una ciudad muuuy grande, bastante civilizada y mires donde mires se ven rascacielos, grúas, montones de edificios en construcción. En este par de días nos hemos dado cuenta de que se podría considerar que Malasia, o al menos la capital, es uno de los países más avanzados en los que hemos estado. El transporte público funciona a la perfección, las infraestructuras están muy bien conservadas, se siente el respeto entre las diferentes religiones que cohabitan en las mismas calles, incluso parece que las leyes están para cumplirse ( si hay un cartel de prohibido fumar, no fumes!).

Tenemos que coger un tren que nos lleva a la terminal de autobuses y de allí al aeropuerto. Ayer por la noche despedimos a Fernanda, así que volvemos a quedar los de siempre. Probablemente volvamos a verla en Indonesia, ella volaba aún más temprano que nosotros a Filipinas.

Nosotros no nos vamos tan lejos, solo cambiamos de coordenadas hacia el norte y volamos unos segundos por el estrecho de Melaca. Unos 45 minutos después de despegar, vemos no muy lejos nuestro destino, Pulao Penang.

Recuperamos las maletas y preguntamos como llegar hasta la ciudad en la que tenemos el hostal, Georgetown, mi ciudad!!

Una horita de autobús y cuando nos bajamos nos topamos de frente con un gran centro comercial, casi todos tenemos que occidentalizados por unos momentos aquí, así que decidimos tirar las maletas en el Hostel, comer algo y hacer compritas.

Qué cara nos parece que es Kuala, Los precios para comer por la zona del barrio chino de GeorgeTown son la mitad de baratos, y la gente muy adorable.



Cada uno tiene que hacer alguna comprita, son problemas del primer mundo, pero parece que hayamos aterrizado directamente en el Stratford de Londres con su H&M, Samsung...



Paula y Ángela preparan el plan de la tarde, como no tenemos pensado quedarnos en la isla mucho tiempo, tenemos que aprovechar cada minuto para ver lo maximo posible.

A la antigua nos manejamos, con un mapa de la ciudad y un boli. Mucho más entretenido. Desde el bus vamos viendo cosillas que nos gustan, se ven templos, pagodaser y mezquitas. Fuertes y edificios coloniales. Y casas al estilo Vietnamita.

Algunas de las casas están pintadas de colores muy llamativos, otras, por el desgaste de la pintura, parecen muy antiguas y las da un toque muy chulo que nos recuerda a Hoi An.

Paseamos por el fuerte de la ciudad, la clocktower, y las calles donde vemos el ayuntamiento y varios edificios coloniales.

Nos llama la atención que en una sola calle podamos ver una iglesia católica dedicada a mi, un templo chino y una mezquita, todos con sus peculiaridades.

De un momento a otro pasamos de estar en Malasia a estar en plena India, nos estamos moviendo por Little India y tenemos que comprar algo que se nos quedó en el tintero en aquel comienzo del viaje, la henna!

Después de little India, empezamos la búsqueda y captura de todos los graffitis por la que se popularizó la ciudad. Y es que son muchos y ya es de noche! Pero con ganas y retrocediendo sobre nuestros pasos ( cosa que no nos suele gustar) vemos todos toditos.

Yo personalmente no lo llamaría graffiti, sino arte callejero. Se tratan de pinturas en las paredes de las casas o de algunos edificios, están pintados realmente bien y muchos emplean elementos reales para dar profundidad y sensación de 3D, además de que los visitantes puedan tomarse fotos interactuando.


Es decir, pintan a dos niños mirando a la derecha, sentados en el aire y sujetando dos cuerdas invisibles. Le añaden unas barras reales de metal, un par de tablas bien fijadas a la pared y listo! El visitante se puede sentar en el asiento libre y pretender que juega con los muchachos malayos :)

Y así, un montón, un niño intentando alcanzar un libro subiéndose a una silla, pidiendo comida, un señor asustandose de un T-Rex mientras huye en su moto...

Ya es muy de noche y hay algunos que están bien iluminados, otros para verlos tenemos que sacar las linternas de los móviles y para otros tenemos que adentrarnos en callejones con ratas gigantes y cucarachas malditas ( no en graffitis), pero merece la pena. Además ha empezado a chispear lo que calma el ambiente y nos refresca un poquito del calor malayo.

En el medio del camino nos topamos con love lane, la calle del amor. Es la zona de fiesta de la ciudad y nos tomamos una cerveza para reposar los músculos. Aún nos quedan un par de graffitis por ver, o alguno más, estos más típicos sin 3d, pero muy chulos a la vez y sobre todo gigantes. Uno de un señor ancianete remando una barca,  otro de un viejete tumbado en un rikshaw ( bici con asiento delantero para llevar a un pasajero)...



Esta muy divertido ver el art street y además nos va contando historias de la ciudad patrimonio de la humanidad. Muchos de los graffitis se pueden ver en la realidad cuando paseas por la ciudad. Justo cuando buscábamos algo para cenar me fijé en un señor mayor, estaba tumbado a sus anchas en su rikshaw, esperando a que pasara el tiempo. Entendí que él era el dueño y que estaría descansando, muy cómodamente y en mitad de la calle.

Al final encontramos unos puestos en la calle, unos indios muy majetes nos ofrecen unos noodles y arroces por 4 ringits y apañado, una cena rica con sabor a paellita valenciana malaya.

Hemos planeado una excursión chula chula para mañana por las junglas y playas paradisiacas de Penang, así que es hora de dormir!

Hasta la próxima!

Jorge 🐐

2 comentarios:

  1. Penang, las Petronas, Batu Caves ... qué buenos recuerdos, saludadlos de mi parte. Y Paula, ya sabes, si en medio de la jungla se acaba el camino buscad un poquito, que estará por allí cerca.

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  2. ¡Qué bonito todo! ¡Me encanta! Me dais mucha envidia.

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