Día 55: Llegamos a Koh Phi Phi.

Nos despertamos a las 3 de la mañana en el aeropuerto de Bangkok, después de haber dormitado unas horas. Aunque nuestro vuelo no sale en las pantallas, podemos hacer el check-in, y los fumadores salen fuera mientras que Ángela y yo nos vamos a la planta de arriba a a desayunar algo.
Con la tripa llena, empezamos a buscarles para pasar el control de seguridad, y no les encontramos por ningún lado. Recorremos la terminal entera, por dentro, por fuera, e incluso vamos a la otra terminal del aeropuerto ya que nos dicen que por allí es más fácil fumar, pero ni rastro de nuestros amigos. Nos hemos separado hace una hora y no sabemos dónde pueden estar así que decidimos ir a que les llamen por megafonía, que se está haciendo tarde para embarcar. "Passenger name:Yahavier, passenger name: Elba, passenger name: Horhe (...)" es el mensaje que se escucha en el aeropuerto, y nosotras pensamos que seguramente no lo hayan entendido y no sirva de nada. Esperamos por si surge algún efecto, cuando Ángela saca el móvil para mirar la hora y ¡había un sms de Javi! Ya habían pasado los controles y estaban esperándonos en la puerta de embarque. (Debo decir que el sms no tuvo nada que ver con la megafonía, ellos no lo oyeron, pero justo escribieron a la vez)
Cuando llegamos, están en el suelo resguardándose del aire acondicionado, e intentando descansar un poco más. Vemos amanecer desde allí y entramos al avión. El vuelo pasa entre música y siestas, sin nada especial que contar y cuando nos queremos dar cuenta estamos en Krabi. ¡Esto de viajar en avión es un chollo! 🛩
Esperamos lo que parecen horas, pero probablemente solo sean unos minutos eternos, a que salgan las maletas y salimos a informarnos sobre cómo llegar al puerto en el que cogeremos un ferri a Koh Phi Phi, donde pasaremos un par de días al menos. Al final terminamos cogiendo una furgoneta compartida hasta allí, pero a mitad de camino nos dicen que tenemos que bajarnos a comprar los tickets del ferri. Se supone que se lo tenemos que comprar a una señora, pero es muy borde, y terminamos comprándoselo a otra mucho más maja. (Al no comprarlo con la señora borde, la furgoneta nos deja allí y tenemos que esperar otra de la empresa de la señora maja para que nos lleve, lo bueno es que no tarda ni diez minutos.)
Necesitamos llevarnos algo a la boca desde que bajamos del avión, y finalmente encontramos un puestecillo donde hacen bocadillos, no están muy allá de precio ni de sabor, pero nos sirve.
Recorremos unos 10 minutos por un manglar para llegar al ferri y allí cada uno nos sentamos donde preferimos (fuera hace mucho calor, pero hay vistas bonitas, y dentro hace mucho frío y no se ve nada). Dormimos todo lo que podemos las dos horas de viaje (según lo escribo pienso que todo lo que hacemos es dormir, pero es que la noche había sido muy corta.)
Al bajar del ferri nos hacen pagar 20 Baths (0'54€) por entrar a la isla, dinero que se supone que va para recoger basuras, etc.

Andamos hasta el hotel bajo un sol abrasador, y al llegar allí nos gusta bastante la habitación. Además, nos hacen descuento en la tienda de tatuajes de al lado, ¡lo mismo salimos de aquí tatuados! Nos duchamos, preparamos para ir a disfrutar de la playa y salimos a comer.
Nada más poner un pie en la calle empieza a llover, nuestro primer monzón tailandés. Buscamos un sitio rápido para comer y acabamos entrando en uno con una cucaracha muerta en la puerta sin pensar que podía ser un aviso de lo que podríamos encontrar dentro. Pedimos, y de repente Javi pega un chillido y tira todo lo que había encima de la mesa (por suerte, aún no teníamos la comida): una cucaracha gigante había trepado por su pierna. Pensamos un rato, pero viendo el panorama de lluvia fuera, decidimos quedarnos allí. Y la verdad es que la comida estaba muy rica.
Muchos podrían pensar que nuestro plan de día de playa, sol y diversión se había estropeado, pero no es tan fácil achantarnos. Habíamos decidido que hoy era día de playa, y la lluvia no nos lo va a impedir, vamos a por un chubasquero al hotel para cubrir la mochila y ponemos rumbo a la playa. Al llegar, vemos que la marea ha bajado muchísimo, y que hay que recorrer más de un km para llegar al agua, pero tampoco eso nos quita las ganas de bañarnos. (Bueno, he de reconocer que a las chicas quizás un poco sí, más que nada, por que no teníamos ni calor, así que decidimos quedarnos tomando el sol bajo la lluvia).
We

Cuando los chicos vuelven de su misión, dicen que han visto un montón de criaturas marinas, que es muy bonito y merece la pena, así que emprendemos el camino hasta el agua nosotras también. Vemos gran cantidad de estrellas de mar, cangrejos, pececitos de colores... Y buscamos erizos de mar por las piedras pero la marea está subiendo a mucha velocidad y no los logramos encontrar. Tan rápido sube, que a la vuelta, todo el camino de aguas estancadas que habíamos recorrido se había convertido en mar. Nos encontramos a Jorge durmiendo en la arena y pensamos en despertarle con un cangrejo, pero como no conseguimos encontrar ninguno, nos conformamos con echarle un poquito de agua en lo pies.

Nos vamos directamente a cenar, a un sitio más turístico de lo que estamos acostumbrados, donde la comida no era suficientemente abundante para su precio. Después, damos un paseo buscando un sitio para tomarnos una cervecita antes de irnos a dormir, y damos con uno con música en directo: el Carlito's Bar, así que nos quedamos allí. Después del concierto, hay un espectáculo con fuego, donde varios hombres hacen malabares y coreografías con fuego 🔥. Es impresionante. Ángela se va al hotel un poquito antes de que termine porque quiere descansar bien para mañana, y los demás nos quedamos hasta el final.
Ya estamos en el hotel preparados para ir a dormir, ¡buenas noches!

Paula 🌵

Pd. Que alegría escribir sobre algo más que viajes en autobús, necesitaba decirlo.