What's up!
Riiiiiiiiiing!!!!! Suena el despertador y abrimos la pestañita pensando en tortugitas. Después de la emoción de ayer hoy nos toca patruyar antes de que amanezca por la playa de enfrente del proyecto.
Beto está esperándonos y todos nos movemos como los koalas, a pesar de haber dormido poquito, ponemos toda nuestra mejor intención. Beto nos cuenta un montón de datos curiosos mientras recorremos la playa de lado a lado. Es una lástima que no encontremos otro nido de tortugas, pero ya tuvimos bastante suerte ayer, y no queremos que se vaya! Aunque no encontrásemos ningún rastro, Tioman nos regaló el último amanecer Malayo en nuestro viaje, y no podemos pedir más!
Cogemos las maletas y las llevamos a la zona común, dónde esperamos al taxi mientras desayunamos unas tostadas, unos cafeses y teses. Le contamos a nuestro anfitrión lo agradecidos que estamos de que nos alojase y que nos descubriese este Paraíso Malayo. Ya le dijimos, que tarde o temprano, tendría que caer una visita para ver como nacen las tortugitas en un par de meses y cómo se van pitando hacia el mar en cuanto eclosionen.
Nos despedimos de Juara, Beto, la Playa, el gato de 6 dedos, el nido de tortugas... No nos queremos ir!! Pero el taxista se va a enfadar!
Ya en Teken, cogemos un ferry que nos lleva de vuelta a Mersing, y mochila al hombro y bajo los 38 graditos que están cayendo hacemos una pequeña marcha a la estación de buses. Nos hemos autoprohibido quejarnos del calor, no vaya a ser que se ponga en contra el karma y asome la nube en Indonesia!
Nuestra intención era coger un bus directo a Singapure y allí coger el avión, pero se nos tuercen los planes. El bus directo sale muy tarde y está completo, así que nos tocará hacer transbordo en Johor Budhur, la ciudad fronteriza de Malasia con Singapure.
Almorzamos unos arrozes bastante desagradables con sabor a pescado podrido y unos bollos ricos con nata, al menos nos quitamos el rancio de la boca!
Cuando llegamos a Johor buscamos el bus que nos cruce la frontera y conocemos a una pareja de jóvenes Españoles muy salaos, solo están de vacas por unas semanas y tuvieron la mala suerte de tener un accidente con la moto en Tailandia. Pensando en sus vacaciones, fueron un poco inconscientes y no se cuidaron las pupas, al final les tocó ir al hospital y con anestesia inyectada les limpiaron las heridas.
El mismo billete de bus nos sirve para cruzar toda la frontera, a pesar de que el trayecto sea un coñazo literal. Nos bajamos una vez para que nos sellen la salida de Malasia, y esperamos una cola infinita en tierra de nadie.
Otro bus y llegamos a la aduana Singapuriana. Los polis de aquí son bastantes lentos, así que se nos hace un poco interminable y tenemos que ir al aeropuerto. Esperábamos que hubiese algún cajero para cambiar dinero para el bus a los dólares singapureños, pero no! Así que nos toca convencer al conductor de que le pagaremos cuando lleguemos al aeropuerto.
Un viaje más en autobús, sacamos unos dolarcitos y comemos delicias locales en el aeropuerto: una sopa de noodles y muchas patatas fritas, y hamburguesas del McDonalds, además de unos conos de helado y un gofre delicioso, todo a cuenta de Javi.
El avión a Yakarta se pasa rápido, lo que se hace eterno es el shuttle bus ( ya me tocaba escribir alguna palabreja en inglés) que nos lleva a nuestra terminal, dónde cogeremos el avión para Yogyakarta, nuestro siguiente destino.
Nos dicen que no podemos entrar hasta 2 horas antes de la salida del avión, así que decidimos aparcar las mochilas en la calle y echarle narices al suelo para dormir un ratillo. Soñando sobre lo increíble que lo hemos pasado en Malasia y lo alucinante que nos queda por vivir en el último país de nuestra aventura, nos quedamos dormidos placenteramente en el suelo Indonés!
Buenas noches y hasta la próxima,
Jorge 🐐
Riiiiiiiiiing!!!!! Suena el despertador y abrimos la pestañita pensando en tortugitas. Después de la emoción de ayer hoy nos toca patruyar antes de que amanezca por la playa de enfrente del proyecto.
Beto está esperándonos y todos nos movemos como los koalas, a pesar de haber dormido poquito, ponemos toda nuestra mejor intención. Beto nos cuenta un montón de datos curiosos mientras recorremos la playa de lado a lado. Es una lástima que no encontremos otro nido de tortugas, pero ya tuvimos bastante suerte ayer, y no queremos que se vaya! Aunque no encontrásemos ningún rastro, Tioman nos regaló el último amanecer Malayo en nuestro viaje, y no podemos pedir más!
Cogemos las maletas y las llevamos a la zona común, dónde esperamos al taxi mientras desayunamos unas tostadas, unos cafeses y teses. Le contamos a nuestro anfitrión lo agradecidos que estamos de que nos alojase y que nos descubriese este Paraíso Malayo. Ya le dijimos, que tarde o temprano, tendría que caer una visita para ver como nacen las tortugitas en un par de meses y cómo se van pitando hacia el mar en cuanto eclosionen.
Nos despedimos de Juara, Beto, la Playa, el gato de 6 dedos, el nido de tortugas... No nos queremos ir!! Pero el taxista se va a enfadar!
Ya en Teken, cogemos un ferry que nos lleva de vuelta a Mersing, y mochila al hombro y bajo los 38 graditos que están cayendo hacemos una pequeña marcha a la estación de buses. Nos hemos autoprohibido quejarnos del calor, no vaya a ser que se ponga en contra el karma y asome la nube en Indonesia!
Nuestra intención era coger un bus directo a Singapure y allí coger el avión, pero se nos tuercen los planes. El bus directo sale muy tarde y está completo, así que nos tocará hacer transbordo en Johor Budhur, la ciudad fronteriza de Malasia con Singapure.
Almorzamos unos arrozes bastante desagradables con sabor a pescado podrido y unos bollos ricos con nata, al menos nos quitamos el rancio de la boca!
Cuando llegamos a Johor buscamos el bus que nos cruce la frontera y conocemos a una pareja de jóvenes Españoles muy salaos, solo están de vacas por unas semanas y tuvieron la mala suerte de tener un accidente con la moto en Tailandia. Pensando en sus vacaciones, fueron un poco inconscientes y no se cuidaron las pupas, al final les tocó ir al hospital y con anestesia inyectada les limpiaron las heridas.
El mismo billete de bus nos sirve para cruzar toda la frontera, a pesar de que el trayecto sea un coñazo literal. Nos bajamos una vez para que nos sellen la salida de Malasia, y esperamos una cola infinita en tierra de nadie.
Otro bus y llegamos a la aduana Singapuriana. Los polis de aquí son bastantes lentos, así que se nos hace un poco interminable y tenemos que ir al aeropuerto. Esperábamos que hubiese algún cajero para cambiar dinero para el bus a los dólares singapureños, pero no! Así que nos toca convencer al conductor de que le pagaremos cuando lleguemos al aeropuerto.
Un viaje más en autobús, sacamos unos dolarcitos y comemos delicias locales en el aeropuerto: una sopa de noodles y muchas patatas fritas, y hamburguesas del McDonalds, además de unos conos de helado y un gofre delicioso, todo a cuenta de Javi.
El avión a Yakarta se pasa rápido, lo que se hace eterno es el shuttle bus ( ya me tocaba escribir alguna palabreja en inglés) que nos lleva a nuestra terminal, dónde cogeremos el avión para Yogyakarta, nuestro siguiente destino.
Nos dicen que no podemos entrar hasta 2 horas antes de la salida del avión, así que decidimos aparcar las mochilas en la calle y echarle narices al suelo para dormir un ratillo. Soñando sobre lo increíble que lo hemos pasado en Malasia y lo alucinante que nos queda por vivir en el último país de nuestra aventura, nos quedamos dormidos placenteramente en el suelo Indonés!
Buenas noches y hasta la próxima,
Jorge 🐐
Qué pena despediros de Beto, las tortugas, la playa.....menos mal que todavía os quedan muchas aventuras, playas y experiencias estupendas que contarnos!!
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