Translate our blog.

martes, 18 de abril de 2017

Día 72 ¡El paraíso de Juara!

¡Buenos días!

Nos levantamos en las cabañas del proyecto de tortugas de Juara y desayunamos con nuestros compañeros. Unas tostaditas, unos cafés... ¡Qué buen día hace! Tenemos muchas cosas por hacer hoy. Recogemos un poco y nos preparamos para ir a la cascada.

Empezamos el camino y Jorge se va enamorando cada vez más y más de este sitio. Tenemos que cruzar el río que llega a la playa. Tienen un buen sistema montado para pasar, nos subimos en una especie de isla flotante de madera agarrada por unas cuerdas a las dos orillas y tiramos de la cuerda para llegar al otro lado.




En el camino vemos mariposas de colores, lagartos grandotes y una vegetación increíble. Cruzamos riachuelos, atravesamos la frondosa vegetación, subimos, bajamos... Es una isla preciosa.



Y llegamos a la cascada. Llevamos poco tiempo en esta isla y todos estamos convencidos de que ha sido una buena elección. Pocos turistas, playas preciosas y muy naturales, inmensas junglas y montañas...
Nos damos un buen baño de agua fresquita y nos relajamos un poco.



Se acerca la hora de comer y algunos de nuestros compañeros ya se han ido.
Quedamos Beto, nuestros amigos ingleses y nosotros cinco. Así que empezamos el camino de vuelta.

Al llegar nos cambiamos rápidamente y a comer. Tenemos arroz, pollo, verduras, tortilla... Y lo mejor de todo vemos Toy Story mientras comemos.
Poco después de comer empezamos a prepararnos. ¡Nos vamos en barco! Barco privado por cierto, con el gran capitán Beto. Que, aunque no ha cogido barcos en su vida, aquí se está volviendo un experto. El barco da algún problemita pero él lo soluciona todo y emprendemos nuestro camino hacia una playa cercana para hacer snorkel.




El paisaje es alucinante, "el paraíso" palabras textuales de Jorge.
Beto no se mete al agua que está pachucho del oído pero nosotros nos ponemos tubo y aletas y a bucear.
Está lleno de corales de muchos colores y anémonas con pececillos payaso. ¡Estamos super felices, no se puede pedir más!

Volvemos y a las 17 tenemos la reunión diaria del proyecto. Repartimos tareas, merendamos plátano frito y algo hecho con pescado. Después una duchita toca cenar en el mercado del pueblo. Una vez preparados y con la maleta hecha Beto coge la motillo con un rudimentario sidecar y haciendo viaje tras viaje nos lleva.

Es un mercadito pequeño y familiar. Comemos y hablamos con los compis y nos vamos a hacer pulseritas.

Las chicas estamos cansadas y nos vamos a dormir, mañana nos toca patrullar la playa a las 6 am para ver si hay rastro de tortugas y si los hay, buscar posibles nidos. Esta tarea se repite cada día en varias playas por la mañana y por la noche. Es un trabajo sacrificado pero bonito y reconfortante.

Me cuesta bastante dormir, escucho mosquitos y soy atacada varias veces pero al final lo consigo.

Y de repente entra Jorge gritando tanto que sin darnos ni cuenta de qué pasa estamos andando hacia la playa.
¡Han encontrado un nido!
No lo podemos creer, dos días aquí y tenemos esa suerte...
La tortuga no está pero se ve el rastro en la arena, tomamos datos (Beto lo apunta todo en el registro). Estamos todos y cada uno de los voluntarios del proyecto.

Una vez que determinan la zona donde se encuentra el nido vemos llegar a un local en moto. Viene hacia nosotros, todos nos apartamos y clava suavemente un palito fino en la arena. Ahí no es. Saca el palo y repite lo mismo un palmo más a la derecha. Ahí está. Estamos boquiabiertos. Resulta que es un antiguo huevero, un local que buscaba huevos de tortuga para hacer negocio pero que ahora el proyecto paga para que trabaje para ellos. Así todos salen ganando. ¡Y es un crack! Qué facilidad.

Beto empieza a desenterrar y cuando lleva como medio metro se ven los huevitos. Son como pelotas de ping pong. Tenemos que sacarlos todos y con cuidado, sin moverlos mucho, colocarlos en una caja de poliespan. Todos participamos. ¡Hay 187! (Jorge es el encargado de contar). Entre cómo hemos saltado de la cama y lo emocionante que es parece un sueño.


Con mucho cuidado llevan la caja al refugio/incubadora que hay vayado en la playa con otros dos nidos más antiguos. Se colocan allí para protegerlos de depredadores (como los monitor lizards que tanto abundan aquí) y hueveros que siguen activos en la zona.
Entramos todos y hacemos un agujero como el anterior, con las medidas para que sea lo más similar posible.
Ahora toca colocar todos los huevitos de nuevo y cubrirlo de arena. Luego se pone una vayita para saber exactamente dónde está. Solo hay que esperar dos meses para ver cómo esas preciosas tortuguitas salen hacia arriba en busca del mar. (Habrá que venir en junio para verlo, ahí lo dejo).


Después de este episodio tan inesperado volvemos a la cama. Ahora cuesta más volver a dormir pero ya podemos darnos prisa que el despertador suena en tres horas...

¡Buenas y felices noches a todos!

Pd. A estas alturas es importante aclarar que todo lo contado e incluso las fotos de todos nuestros blogs/vídeos/redes sociales no se asemejan a la realidad. Ni las mejores cámaras captan lo que es y lo que sentimos viviento todo esto.

Án ☀️

3 comentarios:

  1. Como cuantas tortuguitas sobrevivirán de las 187?. Os lo han dicho?

    ResponderEliminar
  2. Qué suerte habéis tenido con los nidos de tortuga, es algo muy especial y una experiencia única.

    ResponderEliminar
  3. Sólo 1 de cada 10000 tortuguitas llega a vida adulta, por causas naturales es 1 de 1000 pero por el ser humano ha aumentado. Una pena...

    Ojalá pudiéramos volver, no nos importaría nada!! Aunque también podéis ir vosotros a verlo jajaja

    ResponderEliminar

¡Muchas gracias por leernos! Ahora, ¿tienes algo que decirnos?